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Poesía

Los adioses: inmenso Onetti

Con una estupenda edición a cargo de Pablo Rocca, ‘Cátedra’ reedita una de las novelas de Juan Carlos Onetti, ‘Los adioses’, una obra exquisita para adentrarse en el universo de este inmenso escritor uruguayo que nos sigue fascinando como la primera vez

Juan Carlos Onetti.

Juan Carlos Onetti. / La Opinión

Juan Gaitán

Juan Gaitán

Siempre me embarga una sensación de abismo cuando leo a Juan Carlos Onetti, a quien la fortuna me hizo conocer muy temprano. Onetti es tan hondo, tan profundo en lo que dice y en la forma en que lo dice que al leerlo tengo siempre la sensación de estar ante algo de tal inmensidad que no podré jamás aprehenderlo por completo, que solo me es dado recibir una pequeña fracción y, sin embargo, sé con total seguridad que es mucho más de lo que me dan otros escritores, la inmensa mayoría. Tengo por seguro, y así lo he dicho muchas veces, que Juan Carlos Onetti es el mejor prosista en español. Estoy seguro de que muchos estarán en desacuerdo, pero no va a ser eso algo que me quite el sueño. Esto de la emoción es así, quien la lleva la entiende.

Pero vayamos al grano. Siempre es un éxito para la literatura la reedición de una obra de Juan Carlos Onetti. Sin ser, que acaso nunca lo será, un escritor superventas, y quedándose todavía en ese terreno de escritor de culto pero no demasiado (o nada) conocido por el gran público, sus obras, de tanto en tanto, retoman fuerza y vigor y vuelven a la mesa de novedades de las librerías para alegría de sus seguidores y para fortuna de quienes, de pronto, se encuentran con ellas y empiezan a explorar un territorio literario del que es difícil escapar una vez que se han superado las dificultades, innegables, de entrar en él.

La muy benemérita editorial Cátedra, en su maravillosa colección Letras Hispánicas, acaba de reeditar, en edición de Pablo Rocca, ‘Los adioses’, una de las novelas de Onetti. Y he aquí mi primera divergencia, acaso la única, con Rocca, que varias veces la califica de «nouvelle». Siempre he desconfiado de ese presunto género que en español hemos llamado novela corta, porque no comparto la idea de la literatura al peso. Defender que hay una diferencia de género entre ‘La montaña mágica’ de Thomas Mann, con sus mil páginas, y ‘El Extranjero’ de Albert Camus, con sus poco más de cien, ofrece una visión absurda de la novela que la sometería al imperio de la paginación y obligaría a determinar a partir de qué número de páginas podríamos hablar de lo uno o lo otro. Absurdo.

Dejando aparte esta diferencia de concepto con Pablo Rocca, su edición es impecable. El volumen dedica la mitad de su espacio al estudio introductorio y la otra mitad a la novela propiamente dicha. Rocca divide el estudio en tres apartados, siendo especialmente significativos el dedicado al autor, su época y su obra, y el específicamente referido a ‘Los adioses’. Para la edición de la novela ha cotejado diferentes ediciones a fin de ofrecer una versión muy afinada, acaso la definitiva.

Analiza con acierto Pablo Rocca cuando dice que «Onetti fue el primer lector de (Roberto) Arlt, si se concibe la lectura como acto de desciframiento y de apropiación crítica. Nunca, hasta entonces, había sentido tanta admiración por ningún escritor joven de lengua española y ese parentesco estético habla del cambio profundo de paradigma en su literatura y, pronto, en un general cambio de paradigma en la narrativa hispanoamericana». Así, sigue Rocca, «su literatura estaba actualizando en lengua española la idea de la novela como género en búsqueda permanente y que revisa todas las formas ya constituidas». Pero, además del concepto de género en la novela, Onetti vendrá a abanderar un «modo» de escribir la novela (y también el cuento), ese «ritmo moroso que ya lo hacía peculiar, que fácilmente lo podía separar de cualquier otro ejemplo narrativo en lengua española, con su delectación por las descripciones y su composición fragmentaria».

En cuanto a ‘Los adioses’ en sí, Rocca afirma que «es una novela que se piensa como narración al mismo tiempo que se narra, una novela que podrá catalogarse como psicológica, metafísica, policial…».

En cuanto a los personajes, Onetti solo abundará en cuatro: el almacenero, narrador de la historia; el «hombre» o «el tipo», que llega al pueblo para «curarse» una tuberculosis; la mujer madura y la mujer joven. El resto es un grupo de personajes poco definidos que «se ponen al servicio del relato».

La novela es un caleidoscopio de perspectivas, de intenciones, de recuerdos. En una especie de duelo entre el narrador (que todo lo dice) y el protagonista central, el hombre, exjugador de baloncesto (que nada dice), se establece una intriga instalada en la ambigüedad. Una ambigüedad fomentada por el silencio, por el secreto, y por la especulación en torno a dos mujeres que llegan al pueblo, una ya madura y otra muy joven, que será tomada como la amante.

Es en esa ambigüedad donde encontramos una de las claves esenciales de la novela. Cuando aparece por primera vez (en 1954) la literatura latinoamericana vivía un momento de profunda renovación y la ambigüedad era una estrategia importante en la construcción de muchas obras, en un intento de crear espacios narrativos que fuesen más allá de la transcripción de la realidad y permitiesen la creación de un lenguaje que, al mismo tiempo, y no sin cierta paradoja, permitiera revisitar la realidad y analizarla.

Todo eso se encuentra en ‘Los adioses’. Si no conocen a Onetti, no saben lo que se están perdiendo. Entren por aquí mismo, no les defraudará.

Los adioses

Autor: Juan Carlos Onetti

Editorial: Cátedra

Edición: Pablo Roca

Páginas: 176

Precio: 18,95 €

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