«¿Que qué hacemos aquí? Pues beber y pasarlo genial». Era la frase más escuchada en el botellón de la Zona de la Juventud del Cortijo de Torres. Miles de jóvenes se congregaron la última noche del fin de semana con la intención de pasar un buen rato entre amigos y, cómo no, bebiendo mucho más barato que en cualquier caseta. Desde las once de la noche los autobuses con destino el Real iban cargados de adolescentes acompañados por bolsas de plástico repletas de todo tipo de marcas de alcohol, refrescos y algunas bolsas de hielo.

La zona habilitada para el esparcimiento juvenil se encuentra al lado de la calle de las Bulerías y a una fila de casetas discotequeras. Desde hace unos años, el botellón está ubicado en una nueva zona-zona de la juventud -dentro del recinto ferial-, debido a una reclamación del propio alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, que no quería que lo primero que viese el visitante de la Feria fuese jóvenes bebiendo y botellas en el suelo.

Precisamente, efectivos de la Policía Local se encontraban la noche del domingo al lado del botellón. ¿Su misión? Evitar cualquier pelea o disturbio. «Por ahora no ha habido nada grave. Alguna pelea en las casetas pero poco. Son los primeros días y la situación está tranquila», comento uno de los agentes que hacía guardia por allí.

¿Por qué beber en esta zona y condiciones cuando hay bares y casetas a menos de 30 metros del botellón? La respuesta, para los miles de malagueños y visitantes que lo practican, está bastante clara: «Es mucho más barato beber aquí que en cualquier caseta de al lado», comentaban algunos jóvenes.

«La entrada, diez euros. La copa, ocho. Y en el botellón de esta noche me he gastado cinco euros y posiblemente entre a cualquier caseta que no me pida dinero por solo bailar», argumentaban unas chicas preguntadas por este periódico. La mayoría de salas donde poder disfrutar de música actual piden para entrar entre 10 y 15 euros -cantidades a las que hay que añadir las que desembolsar por cada consumición- y una vestimenta adecuada.

Alrededor de las 03.00 de la madrugada el área se despeja. La basura queda arrinconada en la zona y son pocos los que recogen lo que han ensuciado. Muchos aprovechan para ir al baño antes de ir, ahora sí, a cualquier bar o caseta. La gran mayoría prefiere ir a casetas low cost porque «son más baratas, no cuesta nada entrar y la bebida vale muchísimo menos», comenta un joven. El DJ termina la sesión y aparecen el personal de mantenimiento de la Feria. Ha finalizado otra madrugada de botellón.

@mariavvalverde