El alumno de la Escuela Taurina de Guadalajara Álvaro Sánchez se proclamó ayer triunfador del Certamen Internacional de La Malagueta, un coso que registró dos tercios de entrada para presenciar la final de su duodécima edición.

A diferencia de lo que había sucedido en las tres semifinales previas, las reses de Zalduendo no dieron excesivas facilidades a los actuantes, fundamentalmente al mexicano Héctor Gutiérrez. Más opciones tuvieron el algecireño Diego Luque y el ganador final, que aprovechó el mejor lote. De un modo un tanto benevolente, la presidencia concedió la vuelta al ruedo al último de la tarde.

Una oreja de este eral paseó Sánchez, que de este modo en última instancia se llevaba el premio de volver el año que viene a Málaga como novillero con picadores. Hasta entonces, el favorito era Luque, que se tuvo que conformar con la segunda posición a pesar de haber obtenido también un apéndice.

La faena más completa de la tarde fue la de este último, un toro encastado al que Sánchez recibió por delantales y al que banderilleó con corrección. Tras brindar a sus compañeros, aprovechó la virtud del animal de repetir con boyantía. Suya fue la cualidad de saber cogerle la velocidad que requería en el toreo en redondo y mostrarse templado durante toda la faena. Terminó por exprimirle las embestidas a favor de tablas antes de recetar una buena estocada que pudo resultar decisiva en el resultado final del certamen.

Precisamente los aceros le privaron de tener la opción de haber tocado pelo en su primero, con el que estuvo más bullicioso con el capote, con dos faroles de rodillas, y al que también banderilleó con exposición. La faena fue de más a menos al perder el novillo su movilidad inicial.

Noble fue el primero de la tarde, recibido por Diego Luque con el capote con una rodilla en tierra. Espectacular fue el inicio de faena cambiado por la espalda y con una arrucina, aunque el burel duró muy poco y pronto optó el joven por acortar las distancias y abundar en desplantes. Demostró que era el finalista más cuajado y tiró del oficio que atesora.

Eso le sirvió también en el cuarto, al que recibió a porta gayola y en el que protagonizó un bonito duelo a quites con Héctor Gutiérrez. Desarrolló una faena con emoción a un toro manejable, combinando buenos pases con otros con exposición. Tras iniciar su labor de rodillas con un circular invertido, concluyó con un arrimón que fue premiado tras una estocada completa. La mala suerte se cebó con el novillero azteca, que ya el pasado año fue finalista del certamen. Otra vez se tuvo que conformar con la tercera plaza a pesar de ser, posiblemente, el que mejores condiciones atesora. La clave fue que se encontró con un lote rajado ante el que siempre quiso hacer las cosas bien, destacando por su buena colocación. Con esto, la faena a su primero no pasó de estética y falta de emoción; mientras que en su segundo pecó de perder en exceso los engaños, emborronando el conjunto de su valerosa actuación.

Tradición recuperada

La noche aún daba para más, ya que a la conclusión del festejo, tras anunciarse el orden de los clasificados, se recuperaba una vieja tradición de La Malagueta con el desencajonamiento de los toros de Pablo Romero, actualmente anunciados como de Partido de Resina, y que el próximo lunes serán lidiados por López Chaves, Fernando Robleño y Javier Jiménez. El público siguió con expectación cómo iban saltando uno a uno los astados, recibiendo algunos de ellos sonoras ovaciones por parte del público que de forma mayoritaria permaneció en los tendidos.

@danielherrerach