­Primer día, y de éxito, de la Feria. Málaga tenía ganas de que llegara su Semana Grande y así lo demostró el buen ambiente que se vivió ayer en el Centro durante todo el día.

La fiesta comenzó pasado el mediodía, aunque desde bien temprano el Casco Histórico malagueño recibió la visita de aquellos que acudieron a la Romería al Santuario de Santa María de la Victoria, encabezada este año por el comunicador Coco Jurado, el abanderado (más información en las páginas 4 y 5).

Las horas de mayor afluencia y animación estuvieron marcadas por los conciertos de música en vivo, que se han instalado, por segundo año consecutivo, en las distintas plazas del Centro. Sobre todo, aquellas actuaciones que comenzaron más tarde, pues muchos festejaron la noche inaugural con el emotivo pregón de Lamari y el posterior concierto de Chambao.

Los que se atrevieron a acudir más temprano fueron, sobre todo los turistas, quienes entienden que deben aprovechar todo el tiempo que están en la ciudad. Entre ellos predominaban las despedidas de soltero y soltera que eligen Málaga como destino.

También en esas horas predomina el tipismo: las flamencas inundaban las calles con sus voluminosos vestidos y sus inconfundibles colores. Como ya anticiparon los dueños de varias tiendas de vestidos de gitana del centro histórico, se ha incrementado el número de malagueñas que optan por enfundarse el tradicional vestido y salir a la calle a vivir los festejos de la ciudad. Aunque siguen predominando las flores de colores en el pelo, que la mayoría compra en los puestos ubicados casi en cada esquina.

Las bandas tocaban por la calle canciones españolas míticas como La chica ye-yé o éxitos actuales que hacían saltar a la abarrotada calle en la que estuvieran. Como Granada, en la que no dejó de sonar la música que una banda tocaba desde un balcón en la Plaza del Siglo hasta las cuatro, hora en que continuó la música en la plaza Uncibay con el grupo de rock Money Makers que recorrió los grandes éxitos de hoy y los temas clásicos de los años 70 y 80.

La Plaza Uncibay, que horas antes estaba tan solo ocupada por aquellos que disfrutaban comiendo en las terrazas, tornó en una abarrotada plaza donde el Cartojal, la música y el baile fueron los protagonistas (y también, desgraciadamente, alguna que otra ambulancia por algún episodio de coma etílico) Es, sin duda, el punto de encuentro y fiesta después del toque de queda. Muchos optaron por seguir la fiesta allí, en esa especie de Feria off en que se ha convertido el Centro las noches de Feria, y otros, por pegarse una ducha rápida y ver las novedades del Cortijo de Torres de esta temporada.

@usero_amanda