La Feria de Málaga 2018 ya ha llegado a su final y ahora toca que la ciudad vuelva a la normalidad. Este lunes, en el Centro, el ambiente era totalmente diferente, muy poco movimiento de gente, la mayoría con maletas para retornar a sus lugares de origen.

Desde bien temprano se podía ver a los servicios de limpieza de Limasa trabajando en el adecentamiento de las calles, con los evidentes restos de más de una semana de fiesta, en especial la plaza de la Constitución en la que era fácil encontrar basura en el suelo.

En la misma plaza, los operarios trabajaban ya desmontando las diferentes casetas instaladas para disfrute de los feriantes, los escenarios para las actuaciones y los baños portátiles. Los diferentes camiones entraban y salían cargados de materiales para dejar el trabajo hecho lo antes posible.

La calle Larios estaba invadida por dos grúas que se encargaban del desmontaje de los toldos y los farolillos. Según los propios operarios, la retirada de los adornos de la calle Larios y del resto del Centro se completará en los próximos tres días, aunque lo previsible era que la arteria principal de la ciudad recuperara la normalidad hoy mismo.

El último día de la Feria, que este año se ha prolongado 24 horas más al caer el festivo que conmemora la toma de Málaga por los Reyes Católicos en domingo y pasarse al lunes, también destacó por los escasos locales abiertos, que daban al Centro un aspecto desértico tras nueve días a rebosar. Los principales establecimientos que sí abrieron sus puertas fueron los dedicados a la hostelería como restaurantes, cafeterías y heladerías, aunque también se podían ver abiertas algunas de las tiendas de las calles Larios y Nueva.

Respecto a los días pasados, estos comerciantes comentaban que la Feria no les ha ayudado a mejorar las ventas. En algunos casos realizaron más caja en la mañana del lunes, que en las de Feria y que incluso esas ventas son inferiores a las de 2017.

Carlota, trabajadora de una de las tiendas de la calle Larios, destacaba que ha tenido numerosos problemas con personas en estado de embriaguez y que han sufrido algunos robos durante la Feria originándole pérdidas de hasta 4.000 euros.

Por su parte, los hosteleros aseguran que la Feria ha transcurrido «con un gran ambiente» y con un porcentaje de clientes muy similar a los del año pasado y calculan una subida en torno al 1% o 1,5%.

El presidente de la Asociación de Hosteleros de Málaga (Mahos, Javier Frutos, incidió en que ha sido una Feria «positiva, no ha habido ningún tipo de incidentes y el comportamiento de la gente ha sido bastante bueno». «Ha habido menos aglomeraciones quizá en el Centro, pero hemos notado un muy buen ambiente, por lo que ha transcurrido en unas líneas muy positivas este año 2018».

Los vecinos del Centro, por el contrario, mostraron su descontento con la Feria de Día y definen la Feria como «un despropósito» y como «el gran botellón del sur de Europa».

Así, la Asociación de Vecinos del Centro Antiguo de Málaga destacó que estas festividades han sido algo más leves pero que los vecinos se han visto obligados a estar «enclaustrados en sus casas».

Alfonso Miranda, presidente de la asociación, declaró que «el Centro es muy pequeño para este tipo de cosas y no está preparado». En cambio, afirmó que el lugar ideal para celebrar la Feria de Málaga es el Real de la Feria ya que está preparado para grandes masas de gente.