La plaza de toros de La Malagueta vibraba con las futuras promesas del toreo. Tras las tres semifinales, era el momento decisivo, en el que los tres alumnos clasificados para la gran final debían medir sus fuerzas en una cita cargada de responsabilidad. Como si de tres grandes figuras del toreo se tratase, la afición acudió nuevamente en masa para alentar a estos noveles.

La Escuela Taurina de la Diputación de Málaga ejercía de anfitriona para todas estas nuevas generaciones de aficionados que estos días han acudido a la plaza, confirmando que, más allá de otras visiones más pesimistas, la Fiesta de los Toros tiene futuro tanto con los chavales que aspiran a ser toreros, como con un público animoso que, de la mano de sus mayores, ha encontrado su espacio en los tendidos.

Dos de los novilleros clasificados para la final ya habían conocido en los días anteriores la gloria de salir a hombros por la Puerta Grande ‘Manolo Segura’. Este era el caso del malagueño Rafael León y del alumno de la escuela de Guadalajara Jesús Romero. Al tercero del cartel, el representante de la Fundación El Juli de Arganda Jesús García, se le había atragantado la espada en la primera fase, pero el jurado había confiado en sus cualidades pese a todo.

Ahora todo lo hecho anteriormente ya no valía nada, y en los chiqueros aguardaba un encierro de Santiago Domecq que debía colaborar en el lucimiento de los jóvenes espadas para convencer primero al público, y en última instancia a un jurado de profesionales que debería determinar el ganador que el próximo año podrá estar anunciado en la novillada picada de la feria. Un premio que sólo Málaga da.

Con estas, no es de extrañar que los tres actuantes lo dieran todo para salir triunfadores. Pero solo podía lograrlo uno. El afortunado fue Jesús Romero, que como sucediera en la semifinal del jueves, ofreció una gran dimensión en el primero de su lote, un animal con el que compuso muy bien de salida con el capote, a pesar de ser arrollado sin consecuencias. Tras banderillear con solvencia, destacando un tercer par por los adentros, se plantó de rodillas para pasárselo cambiado por la espalda de inicio. Prosiguió variado y voluntarioso, en una faena que tuvo la virtud de ir siempre a más. Tras hundir la espada en el morrillo obtuvo las dos orejas y ponía la primera posición a un nivel al que ninguno de sus compañeros pudo llegar.

Le sobró un toro, y eso que el último de la tarde fue el garbanzo negro de un encierro de Santiago Domecq que dio buen juego en líneas generales. Manso de salida, el segundo de su lote fue más bruto y rajado y no colaboró para redondear una tarde que concluía de él saliendo a hombros entre una legión de niños y jóvenes.

También es más que destacable el certamen que ha realizado Rafael León. Al malagueño le correspondía abrir cartel por antigüedad a sus dieciocho años. Tras veroniquear con empaque a su primero, desarrolló una faena llena de temple por los dos pitones, y ratificando el gran gusto que le imprime a su toreo. Aprovechó la transmisión del eral dejándoselo venir de lejos en una actuación de altura que se fue por tierra por su mal juego de los aceros, una circunstancia que lamentablemente fue una constante durante toda su tarde. Además, recibió un varetazo que le destrozó la taleguilla.

Con esta, en segundo lugar salió enrabietado, sabedor de que tenía que suceder algo importante para superar a Romero. Por su parte no quedó, y se fue a recibirlo a porta gayola, y mostrándose más bullidor con el percal en largas cambiadas y chicuelinas, recibiendo una auténtica paliza. Con la muleta siguió dándolo todo, pero no pudo remontar el vuelo ante la sosedad del oponente.

Sin entrar en competencia directa con sus compañeros salvo en quites, donde brilló a buen nivel, la tercera posición de la final fue para Jesús García. No se puede poner en duda su voluntad, sobresaliéndose en el segundo de su lote, sobre todo en el toreo al natural. El mal uso de los aceros le penalizó en sus dos actuaciones.

Antequera pone fin a su Feria

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Roman"">Antequera cerraba ayer su Real Feria de Agosto de 2019 con su habitual festejo de rejones. Tras la tradicional Corrida Goyesca, este domingo era el turno del toreo a caballo en un cartel que tenía como gran protagonista a Diego Ventura. Una vez más, el hispanoluso no defraudaba un obtenía un importante triunfo ante reses de su propio hierro. Tras destacar con Fino en el primero de su lote, el alboroto llegaría en el segundo, donde enloqueció a los aficionados a lomos de Dólar, hasta el punto de conseguir las dos orejas y el rabo. Además, se le premió al toro con las dos orejas y el rabo.

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Roman"">Sus compañeros de cartel, el luso Rui Fernades abriendo la tarde y la amazona francesa Lea Vicens cerrando la terna, obtuvieron un idéntico balance de silencio y oreja mostrando un nivel muy inferior ante los aficionados que ocupaban en tres cuartos los tendidos del coso antequerano.