Una de las primeras actuaciones fue la recuperación de la fachada pintada de la Casa de Expósitos, hoy sede del Centro Cultural de la Generación del 27 en la calle Parras, actualmente declarado monumento histórico-artístico. El proyecto comprendía la recuperación de la arquitectura, de la que no habían desaparecido sus decoraciones, pero en aquellos momentos, se consideró necesario dejar unos testigos originales y repintar el resto.

Casi en la frontera de los años noventa, la parroquia de Santa María o

del Sagrario, es una de las escasas actuaciones, que toma como referente la restauración de la pintura mural, devolviendo a la sociedad malagueña la imagen renovada de este patrimonio que representó un hecho singular y único en España, donde la sociedad se representó a través de un lenguaje ornamental de carácter heterogéneo.

Pero la alarma cundió con rapidez tras la demolición de la Casa del Administrador en la zona norte del barrio del Perchel, pese a los intentos de los vecinos por conservarla. Por suerte, las pinturas murales se arrancaron y se restauraron para su reubicación, una actuación que, sin embargo, desagradó muchos a los expertos al entender que se habían sacado de su contexto.

Con estos antecedentes, los estudios de la catedrática de historia del arte de la Universidad de Málaga Rosario Camacho en la identificación de la Málaga barroca, los trabajos de catalogación de empresas especializadas y el interés de la iniciativa privada han permitido que el Ayuntamiento, a través del Instituto Municipal de la Vivienda, la Oficina de Rehabilitación del Centro Histórico y el departamento de arqueología de la Gerencia de Urbanismo, asuma la protección de las pinturas murales de finales del XVII hasta los últimos lustros del XVIII.

El nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) protegerá las pinturas murales de alrededor de edificios civiles y religiosos que se distribuyen por el Centro Histórico, el Perchel y la Trinidad. Para ello, el Consistorio se ha nutrido de los trabajos de investigación realizados por la Universidad de Málaga y firmas especializadas, como Quibla Restaura o el estudio de Antonio Díaz, entre otras, para elaborar un catálogo de todos aquellos inmuebles en los que se han detectado esta vistosa policromía barroca, "con la intención de rescatarla, protegerla y conservarla", apunta la arqueóloga municipal Carmen Peral.