Con un presupuesto de 30 millones de dólares y un estreno previsto para octubre, justo antes de las elecciones presidenciales en EEUU, Stone asegura que el filme retratará "el extraño escaso desarrollo de la democracia estadounidense", tal y como el director lo ha vivido.

La cinta se dividirá en tres actos: la juventud desenfrenada de Bush, su acercamiento a las causas evangélicas y su primer mandato en el Despacho Oval, aunque el propio director defiende que la obra no será "tan compleja" como "Nixon".

"No percibo que la vida de George Jr. sea tan agitada o psicoanalítica como la de Nixon", manifestó Stone al portal Digital Spy. "Esta película se parece más a un soufflé".

En declaraciones al rotativo Los Angeles Times, el realizador indicó que "Bush se ganó a mucha gente después de mentir y cometer un montón de errores", aunque lo que más le fascina del personaje es su "conversión personal y religiosa".

"Un tipo que le daba mucho a la bebida no sólo se convierte en el gobernador de Texas sino también en el líder del Mundo Libre", dijo Stone, aunque aclaró: "Queremos meternos en su mente, no menospreciarlo".

Stone tampoco será crítico en la forma en la que lo fue Michael Moore, que hizo de George W. Bush su blanco predilecto en los documentales "Bowling for Columbine" (2002) y, sobre todo, "Fahrenheit 9/11" (2004).

"Me encanta Moore pero no quería hacer ese tipo de película", dijo Stone, quien explicó que en su aproximación a la figura del actual presidente estadounidense se "trata un asunto serio de forma no del todo seria".

Para ello, el director cuenta con James Cromwell (George Bush padre), Elizabeth Banks (Laura Bush), Richard Dreyfuss (Dick Cheney) y Josh Brolin, el encargado de dar vida a George W. Bush, un papel en el que invirtió horas para lograr el acento del mandatario estadounidense, pero que corría el riesgo de convertirse en una imitación sacada del programa satírico "Saturday Night Live".

"A mí no me corresponde calcar su voz a la perfección", declaró el intérprete. Para él, lo importante era dar con la voz interior del personaje, que se pregunta: "¿Cuál es mi lugar en este mundo? ¿Cómo puedo ser recordado?".

Una reciente encuesta de Los Angeles Times mostró la escasa popularidad actual de Bush, aunque Brolin considera que "W" no está pensada para "patear al hombre en su descenso".

"Los republicanos pueden mirarla y decir: 'Esto es por lo que me gusta este tipo'", afirmó el actor. "No es una película política, sino una biografía. La gente recordará que este hombre también es humano aunque desde fuera se le deshumanice llamándole idiota, marioneta o fracasado".

"En el filme queremos saber: ¿cómo ese hombre crece hasta convertirse en la persona que es?", manifestó Brolin.

Uno de los productores de la cinta, Moritz Borman, asumió el riesgo de financiar la obra del controvertido Stone, a sabiendas de que éste ya sufrió un severo batacazo en taquilla con "Nixon", cuyo costo de producción fue de 44 millones de dólares para una recaudación en EEUU de 13 millones.

"Juntas esos dos nombres, los de Bush y Stone, y todo el mundo tiene una idea preconcebida sobre lo que va a ser la película", afirmó Borman, que en cambio recordó "World Trade Center" (2006) como ejemplo de que la polémica a veces oculta el verdadero contenido de la obra.

"Hubo un alboroto cuando se anunció y cuando se acercó su estreno, la misma gente que protestó por ella la alabó como una película que debía ser vista", agregó.

El resultado final estará abierto a la discusión, pero seguro que no dejará a nadie indiferente.