La falta de apoyo que sufre la danza se ve compensada con la enorme vocación de jóvenes talentos como Julio Rivas, quien a finales de junio de 2005 se decidió a presentar un proyecto al Área de Juventud; gracias a su ayuda pudo crear el Joven Ballet de Málaga, la primera y única compañía de danza clásica de Andalucía. En 2006 se presentaron al público estrenando su primer espectáculo en la Sala Gades. En aquellos primeros días el Joven Ballet estaba formado por seis bailarinas además del propio Julio y la codirectora Alicia Cantos.

Desde entonces, la compañía, de la que forman parte actualmente doce miembros de entre 16 y 25 años, ha llevado ´Cascanueces´ por toda la provincia de Málaga y algunas localidades de Granada llenando casi todos los teatros que han pisado. "La gente responde muy bien a la danza clásica, siempre que haya un trabajo bien hecho", reconoce Julio, orgulloso de los logros que ha acumulado en tres años.

Premiados en Madrid. El éxito más reciente de estos jóvenes bailarines, además de haber aprobado sus Estudios Superiores de Danza, hay que buscarlo en Madrid, donde los días 6 y 7 de junio se celebró el Maratón Anual de Danza, en el que durante 24 horas se sucedieron hasta 131 participantes presentando una coreografía original de diez minutos de duración. Julio y Alicia consiguieron uno de los diez reconocimientos que se conceden con una pieza titulada ´El mar y tú´, un fragmento de una coreografía de media hora creada por el propio Rivas y con música de Dulce Pontes y Andrea Bocelli.

Los 2.000 euros del premio, que están obligados a destinar a material técnico, los emplearán en comprar un revestimiento especial de linóleum para el local donde ensayan. Son todavía muchas las cosas que necesitan; para empezar, un espacio definitivo donde poder practicar sus movimientos y seguir desarrollando sus cualidades con la exigencia de quien convierte su arte en un modo de vivir. "Hasta que no tengamos un espacio propio no podremos incrementar el número de miembros", afirma Julio, con la certeza de que los sacrificios de una disciplina tan exigente como la danza tendrán recompensa y también con la paciencia propia de quien conoce su oficio. "Todos bailamos desde pequeños. Tenemos un nivel bastante avanzado y hemos dedicado casi toda nuestra vida a la danza".

Constancia. La ilusión y la dedicación incansable son la base de su trabajo. Las ayudas que reciben del Área de Juventud y de la recaudación de sus representaciones les permiten mantenerse y seguir creciendo, pero no vivir de los beneficios de la compañía. Los euros tampoco son su mayor recompensa: "Aunque no hubiera una compensación económica, que el público conozca al Ballet y nuestra coreografía es una gran satisfacción".

Aprovecharán la relativa tranquilidad del verano para preparar una nueva coreografía. Para de trabajar no entra en sus planes. "Fue una iniciativa mía y todo lo que hemos conseguido lo hemos conseguido con nuestro esfuerzo. Es un esfuerzo constante tanto mío como de los bailarines, que sólo ponen su esfuerzo".