La magia y las acrobacias del espectáculo ´Quidam´ vivieron ayer su última función ante el público malagueño. Cerca de 80.000 personas han podido disfrutar desde el pasado 5 de junio del atractivo montaje del Circo del Sol, compañía que visitaba la ciudad por segunda vez. Ahora, las caravanas marcharán primero a Alicante y posteriormente a Madrid como colofón a su periplo por España; con destino final en Londres.

´Dralion´, primer espectáculo que aterrizó en Málaga hace dos años, obtuvo un total de 111.000 espectadores, unos 30.000 más que el contabilizado ahora por ´Quidam´. Pese a ello, el balance general de la acogida del público malagueño ha sido satisfactorio para sus responsables, que en ningún momento han descartado la posibilidad de regresar a la Costa del Sol en futuras giras.

La legión de malagueños que durante estas semanas ha acudido a la llamativa ´Grand Chapiteau´ instalada en Cortijo de Torres ha sido testigo de unas de las producciones de la primera hornada con las que la compañía canadiense logró su proyección internacional. Tras su estreno, en 1996, la innovadora apuesta de ´Quidam´ ha fascinado a más de 8 millones de personas alrededor de medio mundo. Precisamente, la visita a nuestra ciudad se enmarca dentro de su gira de despedida de los escenarios europeos.

Dramatismo y magia. Con una carga dramática más pronunciada que en otros montajes de la compañía, ´Quidam´ gira en torno a la falta de comunicación de Zoe, una pequeña de cabello rubio que no logra conectar con sus progenitores. Su padre se la pasa leyendo el periódico, su madre parece siempre perdida. La pobre Zoe se siente sola hasta que aparece Quidam.

Un grupo de cincuenta artistas procedentes de una docena de países, a los que se suman otras ochenta personas del equipo técnico, ponen en escena números en aros aéreos, cuerdas lisas y trapecios, y realizan ejercicios de contorsión aérea en seda y equilibrismos. La compañía hace que el espectador se sumerja completamente en el mágico mundo de los sueños, en donde la mezcla del arte acrobático, la pericia técnica y la inspiración musical hacen destacar la belleza, imaginación y agilidad física de los artistas. El montaje está dividido en unos quince números, intercalados por las travesuras de un divertidísimo payaso. Sin duda, los malagueños tendrán que esperar algunos años para volver a vivir una de las experiencias más fascinantes que ofrece hoy día el mundo del espectáculo.