Unos 100.000 trabajadores en Macao, territorio chino desde 1999 pero que mantiene límites a la entrada de ciudadanos del resto del país, son de la vecina localidad china de Zhuhai, por lo que cada día se forman largas colas en las zonas de inspección.

Esto ha disparado el ingenio de algunos, que ofrecen a sus hijos u otros menores de edad a los que hacen cola, ya que la regulación establece que aquellos que van acompañados por niños pueden pasar por un control donde el procedimiento es más rápido y no hay tanta masificación.

Según relató el diario "South China Morning Post", que se publica en la vecina Hong Kong, los niños son alquilados por un precio que oscila entre 80 céntimos de euro y 1,6 euros (1,2-2,4 dólares).

Aunque Macao y Hong Kong fueron devueltas a China en los años 90 por Portugal y Reino Unido, ambos territorios mantienen unas "fronteras" de facto con el resto del país, por temor a una masiva inmigración china a las ex colonias, y el resto de chinos necesitan visado para entrar en ellas.

Las colas en Macao son tan incómodas que hay incluso quienes optan por estar en la ex colonia uno o dos días más de lo fijado en su visa, ya que los que superan el tiempo establecido pueden también pasar la frontera por un control con mucha menos gente a la espera.