Su reconocida superioridad de la percepción táctil ha provocado que los centros de formación no tengan suficiente personal para cubrir la demanda.

En la Escuela de Ciegos de Pekín, fundada en 1874 por William Murry, un misionero de origen escocés, enseñan desde hace 135 años a huérfanos, campesinos o simplemente estudiantes, pero eso sí, todos ellos ciegos, las artes del masaje.

El centro alberga a 250 alumnos. Niños, jóvenes y adultos que internos en este instituto se esfuerzan cada día por demostrarse a sí mismos que su ceguera no es un impedimento para trabajar.

Las clases comienzan a primera hora del día. En una habitación oscura repleta de camas especializadas para dar masajes, cada uno conoce perfectamente el lugar donde debe colocarse.

Sin perder la sonrisa y sin ayuda alguna, un estudiante se tumba sobre el catre, mientras que otro compañero se coloca o bien frente a él o bien encima de él, para practicar los masajes con los pies.

Ya instalados, la profesora entra en el aula y los alumnos al escuchar su llegada comienzan a aplaudir demostrando una sobrecogedora gratitud.

"Los invidentes recorren el cuerpo del paciente con una maestría excepcional para identificar cada uno de los músculos y nervios y, una vez localizados, masajean con las manos y con los pies con un resultado mejor que el de cualquier profesional", explicó a Efe Guo Ji, jefa de formación de la Escuela de Ciegos de Pekín.

En China hay oficialmente 17 millones de ciegos, un 75 por ciento de ellos vive en el campo y según las estadísticas de la Federación de Personas Discapacitadas de este país asiático, existen 150.000 masajistas invidentes, de los cuales 120.000 trabajan en salones de masajes y 30.000 como masajistas terapéuticos.

"No tenemos suficientes alumnos para cubrir las peticiones que nos llegan. El trabajo de masajes para ciegos es un mercado maduro y la gente los prefiere porque su sentido del tacto es excepcional", sentenció Guo.

En Pekín, los más prestigiosos centros de masajes son aquellos en los que trabajan ciegos e incluso en muchos de estos locales se anuncia en el exterior que sus empleados no ven, con el fin de atraer clientes.

Su buena reputación y el convencimiento de que son los mejor dotados para los masajes llevó el año pasado a muchos de ellos a trabajar para los deportistas durante los Juegos Olímpicos.

En un intento de solucionar la demanda de estos profesionales, que son solicitados cada vez más por los hospitales, el Gobierno chino ha tomado ya medidas al respecto.

Desde el 1 de septiembre de 2008, aquellos ciegos que hayan trabajado durante dos años como masajistas terapéuticos y obtenido un certificado profesional pueden solicitar un puesto en una institución médica como doctores cualificados.

Según dijo a Efe Li Weihong, vicepresidente de la Asociación de Ciegos de China, el auge de este negocio comenzó con la apertura económica ya que "antes la mayoría trabajaban en las fábricas, empaquetando productos, pero con la creciente competencia no podían continuar sus servicios porque se perdía dinero".

"Fue entonces cuando se comenzó a impulsar el trabajo de los ciegos como masajistas", relató.

Actualmente, explicó Li, existen cuatro categorías de estudio y sólo con la última, en la que se exige también una formación en medicina tradicional, pueden acceder a trabajar en hospitales.

A pesar de que con la nueva normativa se han solucionado barreras como las de los exámenes orales en sustitución de los escritos, todavía se encuentran con obstáculos a la hora de trabajar en hospitales.

"Por el momento, no pueden llevar a cabo una observación completa del paciente y éste es uno de los motivos por los que la nueva ley les prohíbe recetar medicinas o realizar otro tipo de tratamientos", concluyó.