Más de 1.600.000 espectadores en 27 ciudades de España pueden dar fe del contagioso éxito de un musical que recrea la efervescencia de los años ochenta a través de las pegadizas canciones de Mecano. Hoy no me puedo levantar, creado por José María y Nacho Cano, dos tercios del famoso trío responsable de bombazos como “Maquillaje”, “Mujer contra mujer” o “Cruz de navajas”, llega al Teatro Cervantes de Málaga, donde estará en cartel desde mañana día 3 al lunes 8 de junio.

40 personas, de ellas 13 que cantan en directo y dan vida a los personajes, subirán al escenario en cada una de las nueve funciones programadas: a las 21.00 horas los días 3 y 4; en dos pases, a las 18.00 y 22.30, los días 5 y 6, y a las 17.00 y 21.30 el domingo 7, y de nuevo a las 21.00 horas la función del lunes 8. Además de los actores-cantantes, entre los que destacan Carlos Benito (en los roles de Mario y Anselmo, según la función), Fernanda Castillo (María), Adrián Lastra (Colate/Mario), Diego Paris (Panchi), Tania García (María), Roger Berruezo (Mario), Marcos Rodríguez (Colate/Guillermo), David Carrillo (Guillermo) o el malagueño Diego Falcón (Anselmo), el espectáculo está servido con un cuerpo de baile formado por 20 bailarines y con la música en directo de siete músicos.

David Serrano (guionista de El otro lado de la cama y director de Días de fútbol) es el autor del libreto de un musical impactante, con 40.000 watios de sonido, 200.000 watios de iluminación, 120 líneas de audio o más de 30 micrófonos inalámbricos, pero en el que el protagonismo descansa en unas melodías que están clavadas en la memoria de varias generaciones. ¿A quién no le suenan los versos “Allí me colé / y en tu fiesta me planté / Coca-Cola para todos / y algo de comer. / Mucha niña mona / pero ninguna sola / luces de colores / lo pasaré bien”? “Me colé en una fiesta”, single de adelanto del primer álbum de Mecano, se publicó en 1982, después de otros éxitos en sencillo como “Perdido en mi habitación” o la canción que da título al musical, que se editó un año antes. Todas ellas se pueden oír en el espectáculo, al cual, además de las ya citadas, dan forma temas tan conocidos como “Hawai-Bombay”, “Una rosa es una rosa”, “Me cuesta tanto olvidarte”, “No controles”, “Barco a venus”, “Hijo de la luna” y así hasta un total de 25 cortes.

En la mañana de hoy, 2 de junio, quedaban sólo disponibles localidades de visibilidad reducida para las funciones de Hoy no me puedo levantar. Hay que recordar que salió también a la venta en enero la representación del día 9, pero fue poco después cancelada por la compañía por motivos técnicos de la gira (los tickets adquiridos para esa función aún pueden devolverse en los puntos de venta del Cervantes).

El musical

A comienzos de los años 80 nuestro país se encuentra convulsionado: un golpe de Estado, una inflación galopante y millones de personas que buscan desesperadamente empleo. Un cambio social, político y cultural, lleno de esperanza, que colocó a la sociedad española en el camino de la modernidad. Una serie de grupos de nueva cuña empiezan a traer al panorama nuevas ideas y propuestas que a menudo tienen más de escénicas que de musicales…

Mario y Colate son un par de amigos que viven en un pequeño pueblo a principios de los años 80. Los dos comparten un mismo sueño, viajar a Madrid para montar allí un grupo de música. La llegada a un Madrid en ebullición cultural y social va acompañada de varios problemas: no consiguen trabajo, no tienen dinero, ninguna casa de discos se interesa por ellos… pero poco a poco van saliendo adelante. Consiguen trabajo en un bar llamado el “33” y conocen a un par de simpáticos músicos: Guillermo y Panchi. Con ellos formarán Rulé, su grupo, con el que ganarán un importante concurso que les permitirá grabar su primer single.

Mario conocerá el amor y Colate el oscuro mundo de las drogas. Los años 80 serán el marco en el que nuestros protagonistas vivirán, sufrirán, amarán, serán felices, desgraciados… y llegarán a convertirse en el grupo más importante de España. Como los 80, Hoy no me puedo levantar es un musical optimista, esperanzado, lúdico... Un fiel reflejo de la alegría y las ganas de vivir que caracterizaron la época en que se ambienta.