Entre monólogo y monólogo, Ángel Martín atiende a La Opinión. Sufre afonía, lo que le ha obligado a salir a escena con una taza de té con miel. Asegura que lo de su baja estatura es un mito, "en realidad mido cerca de 2,10, iba para jugador de básquet". Pero estudió piano e interpretación y se acabó dedicando al humor: como guionista (los agudos diálogos de Sole en ´Siete vidas´ eran suyos), en la pequeña pantalla (es el azote de los programas del corazón a través de ´Sé lo que hicisteis...´) y sobre las tablas.

–¿Usted siempre es gracioso y ocurrente?

–No, ojalá, si fuese así me ahorraría muchas horas de trabajo.

–O sea, que lo suyo es un humor trabajado...

–Sí, un humor trabajado.

–Los monólogos están de moda, ¿será porque estamos muy solos?

–Es que los psiquiatras son muy caros y esta es nuestra manera de hacer terapia. Pero es curioso que a la gente le siguen gustando e interesando los monólogos después de bastantes años ya. Yo llevo 8 ó 9 y siempre piensas que se va a acabar, pero son como mareas que van viniendo.

–¿El momento más terrible es cuando cuenta un chiste y nadie se ríe?

–Ese es aterrador, hay varios momentos. Especialmente los que escribimos lo que contamos tenemos ese miedo a que no guste porque no le puedes echar la culpa a nadie. Y si no se ríen te vas viniendo abajo. Si ya en la siguiente broma tampoco se ríen ha llegado la hora de ser honesto y devolver el dinero.

–´Sé lo que hicisteis...´ estará haciendo su agosto con tanto programa del corazón…

–Desgraciadamente. Preferiría no tener que hablar de ellos. Si me dijeran que desaparecen aunque yo tenga que dejar la televisión aceptaría encantado. Es un tipo de televisión que me repugna.

–Parodiando este tipo de programa, ¿no terminan pareciéndose a ellos?

–Yo creo que no, no nos parecemos en nada. En ´Sé lo que hicisteis´ las diferencias son muy claras. En cuatro años nos hemos reído o burlado, ironizado, sobre los periodistas que hacen corazón pero nunca hemos enviado a un periodista a perseguir a nadie para saber con quién se acuesta.

–Parece que ahora los tribunales les están poniendo en su sitio.

–Sí, ojalá eso no acabe.

–¿Telecinco es su bestia negra?

–No, Telecinco es una cadena que hace un tipo de televisión que no me interesa.

–¿Por cuánto se vendería a Vasile?

–Me temo que no hay precio. Me considero un cómico y en esa cadena no se desarrolla la creatividad.

–¿Alguna vez le ha cruzado la cara un famoso?

–¡Ostras! Me encantaría decirte que sí. Pero es que no he coincidido con ellos, no nos movemos por los mismos sitios.

–Igual le ha acabado cogiendo cariño a algún personaje...

–Pues no, a ninguno.