Crisis del coronavirus

El virus desaparece de las residencias de ancianos de Málaga, que ya han alcanzado la inmunidad

Desde el 3 de marzo, los centros de mayores de la provincia no registran contagios, salvo un único caso aislado en Ronda - Los diagnósticos de deterioro cognitivo, emocional y físico por culpa de la pandemia llegan a copar el 80% de las consultas de los especialistas en Geriatría

Tres usuarias de una residencia salen a dar un paseo a la calle.

Tres usuarias de una residencia salen a dar un paseo a la calle. / LUIS TEJIDO

Ana I. Montañez

Ana I. Montañez

Las residencias de ancianos de Málaga mantienen a raya al virus después de haber alcanzado la inmunidad. Desde el 3 de marzo, estos centros no registran nuevos contagios, a excepción de un positivo aislado notificado en una residencia de Ronda.

«Este caso ha sido una señora que ya tenía la primera dosis puesta, ingresó en el hospital por otro motivo y al hacerle la prueba por protocolo se vio que la PCR era positiva, pero no ha tenido más trascendencia dentro de la residencia», explica Juan Carlos Morillas, director de la Unidad de Gestión de Residencias del distrito Málaga y Guadalhorce, un área que coordina 105 centros residenciales.

De igual forma, el resto de instituciones sociosanitarias, donde se engloban tanto los centros para personas con discapacidad como albergues para personas sin hogar, no notifican ni un solo positivo en los últimos 14 días, tal y como reflejan los datos de la Consejería de Salud y Familias.

Por tanto, con el 100% de las residencias de Málaga con la pauta completa, los efectos de la vacuna son ya incontestables. «No hay otra causa que podamos pensar que no sea la vacuna», ataja el director de la Unidad de Residencias. «El efecto de la vacuna ha sido tan drástico que entiendo que el comportamiento va a seguir siendo ese, salvo que haya otra variante que la vacuna no responda, pero vamos a pensar que no».

Esta situación tan óptima ha permitido aliviar algunas de las estrictas restricciones impuestas en estos centros para bloquear la aparición de nuevos brotes, como las salidas de los usuarios, permitidas en Andalucía desde el 13 de febrero salvo para municipios con una incidencia superior al millar de casos por cada 100.000 habitantes.

«Se está permitiendo la salida fuera de la residencia pero siempre manteniendo la recomendación de que guarden las mismas medidas de precaución, que es el temor que tenemos, que la gente pensando que la persona mayor está ya vacunada, se deje de usar mascarilla o que tenga un contacto muy cercano», añade Morillas, que incide en la importancia de no relajar las precauciones aún estando vacunado.

A nivel andaluz, las residencias de ancianos han arrojado cinco nuevos casos de Covid-19 en las últimas dos semanas, elevándose a siete en el resto de instituciones sociosanitarias.

Las residencias de Málaga suman 292 muertes por el virus

Durante los primeros meses de la pandemia, la Covid-19 se cebó con las residencias de ancianos. Aunque Málaga no vivió el terrible desastre de otras provincias españolas, lo cierto es que 292 usuarios de residencias de ancianos perdieron la vida tras contagiarse, estando especialmente afectado el distrito sanitario Málaga con 106 decesos. Esto supone casi el 20% de los fallecimientos notificados en la provincia, 1.530 desde que empezó la pandemia. Las residencias de Málaga han sumado 1.469 contagios desde marzo de 2020.

Deterioro precoz

Aunque la tormenta pandémica ha amainado en las residencias de ancianos, los usuarios siguen arrastrando las consecuencias del duro aislamiento y la separación de sus seres queridos durante meses para prevenir los contagios.

Estos efectos se traducen en un deterioro generalizado de la población anciana tanto a nivel cognitivo, como emocional o físico. De hecho, algunos especialistas en Geriatría se encuentran ya con que el 80% de sus consultas diagnostican a pacientes con un menoscabo de su estado de salud por culpa de la pandemia en los últimos meses.

Es el caso de José Antonio López Trigo, médico geriatra y expresidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología: «Ha sido bestial ver personas que físicamente estaban muy bien antes de todo esto y que podían salir y dar una vuelta por su barrio... Estas personas han perdido capacidad física por desuso. Eso ha supuesto una regresión importantísima», comenta este especialista, que subraya que la crisis de la Covid-19 ha acelerado el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas debido a los períodos de cuarentena y parálisis de la actividad.

«Personas que andaban con unos deterioros de inicio, con unos deterioros leves han empeorado muchísimo. Han pasado en muy poco tiempo, a una velocidad superior de la esperada, al desarrollo de las enfermedades», continúa.

A nivel emocional y físico, esta situación ha impactado tanto en la población anciana que presentaban una cognición algo alterada- el 70% de los usuarios de residencias- como a los que no padecían pérdidas de facultades.

« Había un cese importante de actividades grupales y aunque hagas intervención persona a persona se benefician mucho de sociabilizarse unas con otras», añade este geriatra, que incide en la mella de los confinamientos intermitentes cada vez que había una sintomatologías compatibles. En esos casos, se aislaban a los usuarios en sus habitaciones durante dos semanas.

«A una cognición un poco alterada, si la sometes a aislamiento, si la sometes a la privación de poder ver a su familia, que al final es lo que los mantiene unidos con su vida... ha sido horroroso», lamenta el doctor López Trigo. «Y aquellas personas que están cognitivamente bien, han sufrido como nadie los estragos de la pandemia».