Laboral

La temporalidad afecta al 35% de trabajadores de Málaga y al 90% de contratos firmados cada mes

Supera la media nacional por el peso predominante de segmentos del sector servicios, con personas que firman entre cinco y quince contratos al año - Los sindicatos creen que hay un «abuso» de contratos precarios y los empresarios rechazan elementos que traigan «rigidez» al mercado

Un establecimiento de hostelería en Málaga

Un establecimiento de hostelería en Málaga / Álex Zea

José Vicente Rodríguez

José Vicente Rodríguez

La elevada tasa de temporalidad que sufre el mercado laboral español, muy superior a la del entorno europeo, vuelve a estar en el centro de la actualidad después de conocerse que el Ministerio de Trabajo está acometiendo un proyecto de reforma para limitar este tipo de contrataciones, muy extendidas en sectores como la hostelería, el turismo, el comercio o la agricultura. En España, el 29% de los afiliados al Régimen General son temporales, mientras que en el caso de Málaga, una zona donde el turismo y el sector servicios es muy  predominante, el porcentaje se eleva al 35%.

Los sindicatos vienen denunciando desde hace años el «abuso» de contratos precarios por parte de las empresas para cubrir puestos que a su juicio, en realidad, son estructurales y lo cierto es que las tasas de temporalidad entre el conjunto de trabajadores resultan llamativas. El otro elemento que revela la inestabilidad del empleo es que más del 90% de los contratos que se firman cada mes en Málaga son temporales (en España un 88%), según los datos más recientes del Servicio Estatal Público de Empleo (SEPE).

Y es que, pese a la fuerte reactivación que vivió la actividad desde 2015 hasta 2019 (cuando se alcanzó un récord de 829.000 contratos), el mercado ha mantenido altas cotas de precariedad, con trabajadores encadenando un contrato tras otro y rotando para cubrir lo que, en realidad, son los mismos puestos.

El último Observatorio de las Ocupaciones del SEPE, con datos de 2019, ya constataba que las ocupaciones de camarero, peón agrícola, personal de limpieza, dependiente en tiendas, albañil, ayudante de cocina, cocinero, peón de industria manufacturera, monitores de actividades recreativas y peones de invernadero conformaron el grupo de diez profesiones más contratadas, concentrando entre todas ellas casi la mitad de todos los contratos que se firmaron en la provincia (412.616, el 49,7%). La actividad apareció, un año más, muy sujeta a este tipo de ocupaciones, condicionadas a la estacionalidad turística o a los contratos por obra y servicio.

Dentro de esta dinámica de predominio de la temporalidad, el panorama de la provincia siguió también arrojando unos niveles muy altos de rotación en el empleo, con trabajadores que llegan a firmar entre cinco y quince contratos al año (e incluso más). De hecho, el SEPE certifica que los 829.197 contratos firmados en Málaga durante 2019 realmente sólo dieron para contratar a 333.632 personas.

Como muestra de esa elevada rotación, hay un grupo de 35.757 personas (el 10,7% del total contratado) que acumularon 344.300 contratos o, lo que es lo mismo, más del 40% de todos los que se firmaron. Desglosando aún más este apartado, 4.482 personas tuvieron que firmar a lo largo del año más de quince contratos, una cifra ciertamente abultada.

Clamor sindical

Las centrales sindicales insisten en que este fenómeno se centra sobre todo en segmentos como la hostelería, el comercio o los trabajos agrícolas, más allá de las contrataciones por sustitución que pueda haber en sanidad o educación. Y critican que con esta rotación continua se cubren en realidad puestos estructurales de las empresas. La media de contratos por persona en Málaga fue de 2,49 en 2019, lo que prolonga el porcentaje de los últimos años.

El secretario general de CCOO en Málaga, Fernando Cubillo, considera «muy adecuado» el proyecto del Gobierno, aunque todavía no haya un documento concreto presentado ante los agentes sociales. Y asegura que el problema del abuso de la temporalidad por parte de las empresas es un problema muy enquistado.

«En Málaga se firman de media unos 50.000 contratos cuando la economía funciona con normalidad (excluyo esta época del coronavirus, donde la cifra ha sido menor). Pero ese volumen de contratación no se justifica en absoluto con el empleo que finalmente se genera. Hay empresas que contratan a sus trabajadores de lunes a viernes y los dan de baja el fin de semana para ahorrarse días de cotización. Es legal, pero es un fraude de ley. Nosotros lo que queremos es que cuando se firma un contrato temporal sea de forma justificada», apunta.

CCOO propone también que se puedan firmar contratos indefinidos de doce meses donde la jornada laboral se reparta en ocho o diez, en lo que denominan «flexibilidad interna». Esta medida complementaría, a su juicio, a la figura del fijo-discontinuo, que se utiliza desde hace años en el sector turístico para incorporar a los empleados en temporada alta.

«A los empresarios les gusta la flexibilidad externa, es decir, poder despedir y contratar tanto como quieran pero existen otras fórmulas para hacer fijo al trabajador, y que no se sienta como un clínex de usar y tirar. En Europa se mira mal a las empresas que contratan y despiden de forma continua, pero aquí es la tónica», señala. CCOO achaca también a las administraciones parte de la responsabilidad en esta situación, ya que también cuentan con gran parte de empleo temporal en empresas y servicios públicos.

Por su parte, la secretaria general de la Confederación de Empresarios de Málaga (CEM), Natalia Sánchez, cree que el anuncio del Gobierno es sólo de momento «un globo sonda» para palpar la reacción de la opinión pública. Afirma que los empresarios no se cierran a debatir cuestiones que mejoren el funcionamiento del mercado para adaptarlo a las circunstancias actuales, «pero siempre que no introduzcan más rigidez». «Lo primero que tenemos que ver es cómo superamos la pandemia y qué pasa en septiembre con los trabajadores que siguen en ERTE», recuerda.

En todo caso, Sánchez recuerda que el contrato temporal sirve a las empresas par cubrir necesidades puntuales de producción y, también, para evaluar las aptitudes de un trabajador antes de hacerlo indefinido. «El fijo discontinuo vale para algunos ámbitos del turismo como los hoteles, pero no para todo. En segmentos como la hostelería es muy difícil calcular previamente la demanda exacta que habrá cada mes, por lo que los contratos temporales son básicos. Lo que hay que facilitar siempre es una contratación ordenada y legal. Siempre decimos que las empresas cuidan mucho a sus trabajadores», sostiene.