Política

Málaga no está a salvo de la onda expansiva de Espadas

La cúpula de la sede de Fernán Núñez acapara los cuatro sillones que representan a la provincia en el viejo hospital hispalense de las Cinco Llagas - Uno de estos diputados es el secretario general, José Luis Ruiz Espejo, y los tres restantes -Beatriz Rubiño, Francisco Conejo y Javier Carnero- desempeñan bajo el manto de Susana Díaz roles estelares que están en peligro - Daniel Pérez emerge entre los triunfadores como el hombre de Espadas en Málaga

Juan Espadas celebra su triunfo con el malagueño Daniel Pérez en primera línea

Juan Espadas celebra su triunfo con el malagueño Daniel Pérez en primera línea / EFE

Cristóbal G. Montilla

Cristóbal G. Montilla

La onda expansiva del triunfo de Juan Espadas salpicó, en plena resaca de las primarias, en todas las direcciones posibles. A las más inmediatas -con Susana Díaz entonando su ambiguo ‘me voy pero me quedo hasta final de año’- y también a las corrientes externas que soplan en otros partidos a los que les afectarían los aires renovados que van a soplar en el fragmentado socialismo andaluz. La declaración de intenciones que hizo ‘en caliente’ el todavía alcalde de Sevilla no ha pasado desapercibida. Cinco minutos después de adquirir el derecho a presentarse como candidato socialista a la presidencia de la Junta, Espadas ya ejercía como líder de la oposición en el Parlamento de Andalucía. Aunque no concurrió a los comicios regionales sino a los municipales, su nuevo horizonte lo ha puesto a proclamar la necesidad de trabajar de forma «leal y constructiva» frente al Gobierno andaluz de Juanma Moreno, aunque echándole el freno a todas las medidas en las que se perciba la huella de Vox.

El equipo de Susana Díaz, el domingo con Francisco Conejo y Beatriz Rubiño en la foto.  | EFE

El equipo de Susana Díaz, el domingo con Francisco Conejo y Beatriz Rubiño en la foto. | EFE / CRISTÓBAL G.MONTILLA. MÁLAGA

Eso sí, para ejecutar su plan, debe hacer antes los deberes que se han marcado como primera meta la de derrocar cuanto antes a Susana Díaz de su liderazgo en la Cámara autonómica. Habrá reformas inmediatas en el grupo parlamentario socialista y Espadas no las oculta. Además, le exige que colabore para ejecutar estos cambios a la gran damnificada mientras encaja con cierto malestar que su victoria sea asociada a un triunfo de Pedro Sánchez. Quizás porque sabe que es la única forma de pasar página con el ‘susanismo’, el regidor hispalense ha empezando llamando a las cosas por su nombre y dejando claro que no quiere bicefalias ni que la transición en la sede de San Vicente se convierta en una especie de «segunda vuelta de las primarias». A final de año, optará con la recompensa casi asegurada a la secretaría general y no está dispuesto a que este medio año se le haga eterno mientras Díaz se entrega a su ‘último baile’.

Con este nuevo panorama rondándole, el Gobierno andaluz de PP y Ciudadanos se ha encomendado al recurrente juego de ‘poli bueno y poli malo’. El presidente autonómico, Juanma Moreno, se mostró conciliador al enviarle la felicitación de rigor a Espadas: «Pensamos diferente, pero el respeto y el diálogo deben ser una constante en política; Andalucía espera una oposición que sea capaz de llegar a acuerdos en beneficio de los andaluces».

En cambio, al vicepresidente andaluz y líder de Cs, Juan Marín, le tocó ser más agresivo e interpretó que «ha ganado el sanchismo y se ha instalado en el PSOE de Andalucía». A juicio de Marín, eso puede traducirse «en decisiones políticas que maltraten a esta comunidad autónoma», ya que Espadas es partidario de «una subida de impuestos» o de un reparto de los fondos europeos perjudicial para la región andaluza. Al despacharse a gusto, Marín hasta la afeó al alcalde de Sevilla que apoye el indulto de los presos catalanes impulsado por el Gobierno de Pedro Sánchez y tuvo inesperadas buenas palabras para la derrotada.

Eso sí, puso por delante que Espadas es «buen amigo» y que tiene un perfil «parecido» al suyo o al del presidente andaluz, Juanma Moreno. Menos mal que hizo esta concesión. Por lo pronto, según Marín, habrá que «esperar y dar un tiempo para ver dónde se dirige Espadas en sus posiciones». Sea lo que fuere, el vicepresidente retrasó, por encima de todo, la irrupción de la fotografía del candidato socialista en los carteles: «El resultado de las primarias no cambia la situación en Andalucía, no habrá adelanto electoral», aseveró el político gaditano.

De puertas para adentro, los ‘sanchistas’ de antaño y los ‘espadistas’ de esta nueva ola se frotan las manos mientras mascullan las claves de la derrota ‘susanista’. Un veterano socialista curtido en mil batallas atribuye el holgado triunfo al hecho de que «Espadas ha hecho una campaña contra Moreno Bonilla y, en cambio, Susana ha hecho campaña contra Pedro Sánchez».

Al mismo tiempo, las huestes derrotadas se han mostrado más tranquilas. Los ‘susanistas’ han enterrado el hacha de guerra y, de momento, no les ha quedado otra que ofrecerse a trabajar para el proyecto común que liderará el alcalde de Sevilla. Aunque se hable de integración y de unidad, en la ejecutiva provincial se le teme a los cambios que el ganador imponga en el grupo parlamentario andaluz. De hecho, la cúpula de la malagueña calle Fernán Núñez acapara los cuatro sillones que representan a esta provincia en el viejo Hospital de las Cinco Llagas. Uno de estos diputados autonómicos es el propio secretario general del PSOE de Málaga, José Luis Ruiz Espejo, y los tres restantes -Beatriz Rubiño, Francisco Conejo y Javier Carnero- desempeñan bajo el manto de Susana Díaz roles estelares que pasan a estar en peligro.

Como siempre ocurre en estos procesos que ajustan cuentas políticas, unos han perdido y otros han ganado. Véase el oportunismo de Miguel Ángel Heredia al romper el silencio en las redes. Entre los triunfadores, emerge el portavoz municipal de la capital, Daniel Pérez, como el ‘hombre fuerte’ de Espadas en la geografía malagueña. Está por vez si el ‘alcaldable’ capitalino canjea su sonada salida del ‘susanismo’ por el cargo de secretario general. En verdad, no falta tanto para que llegue ese momento. Tras el congreso federal que ratificará a Pedro Sánchez, previsto en octubre en Valencia, llegará a final de año el cónclave regional que certificará la renovación y colocará a Espadas como nuevo líder andaluz. Así, en los albores de 2022 el debate interno se trasladará a las provincias.

Otro de los críticos malagueños que está bien situado para gozar de protagonismo en la nueva etapa orgánica es el senador Josele Aguilar, quien -como Pérez que entonces votó por Susana- tampoco apoyó a Sánchez en las primarias nacionales de 2017 y se decantó por Patxi López. De ahí que también vayan a pedir su porción de tarta los ‘sanchistas’ de primera hora. Entre ellos, gozan de mayor fuerza los diputados nacionales Nacho López y Mariló Narváez o el alcalde de Cártama, Jorge Gallardo. También tendrán cuota en este reparto del éxito los satélites del exconsejero ‘susanista’ Luciano Alonso, con el alcalde de Torremolinos, José Ortiz, con los ojos puestos en cualquier ascenso orgánico -posiblemente a nivel regional- que alterne con la vara de mando de su municipio costasoleño.