La Asociación Malagueña de afectados por Artritis Reumatoide (AMER) ha denunciado que sólo dos de los hospitales de la provincia ofrecen seguimiento especializado y dispensan la medicación precisa para tratar a los aproximadamente 10.000 afectados que hay en la provincia.

Remedios Gómez, presidenta de la Asociación Malagueña de Artritis Reumatoide, asegura que en la provincia hay un "claro déficit" de expertos en este materia considerando, además, que ésta es una enfermedad crónica que requiere tratamiento de por vida, aparece a edades tempranas (en torno a los 35 años) y su tratamiento requiere un seguimiento médico muy continuado.

Por todo ello, los afectados demandan reumatólogos en los hospitales comarcales de la provincia (Ronda, Antequera, Vélez y Costa del Sol) y, sobre todo, insisten en la necesidad de que el Hospital Costa del Sol de Marbella recobre el servicio de dispensación de medicamentos que ofrecía hasta hace año y medio, servicio que quedó interrumpido y que ha llevado a AMER a pedir la intercesión del Defensor del Pueblo en este asunto.

La petición de más especialistas se fundamenta en que los afectados por este enfermedad crónica y degenerativa deben acudir continuamente al hospital para el seguimiento del caso, la prescripción de la medicación o el control de las múltiples complicaciones que acarrea esta enfermedad.

En la actualidad, sólo Carlos Haya y el Hospital Clínico tienen especialistas en reumatología (siete y cinco, respectivamente), los cuales asumen la atención de todos los afectados (unos 10.000 ciudadanos).

Este déficit, sin embargo, no es homogéneo en toda Andalucía. Sin ir más lejos, Sevilla tienen más de una treintena de especialistas en reumatología y supera a la provincia en la proporción por habitante afectado.

Panorama. Gabriel Jiménez, reumatólogo del Hospital Carlos Haya, explica que la artritis reumatoide constituye una inflamación de las articulaciones que provoca dolores, acaba por destruir los huesos y no debe confundirse con otros procesos como la artrosis.

La artritis se manifiesta entre los 35 y los 45 años y afecta a un 1% de la población, aunque tiene un mayor peso entre las mujeres. Jiménez indica que el diagnóstico y tratamiento precoz de esta patología es "vital" para la adecuada evolución del enfermo. El facultativo explica que si se trata al paciente en los primeros seis meses de la aparición de la enfermedad la respuesta a los tratamientos clásicos es "sustancialmente mejor" que si el enfermo tarda más de un año en ser diagnosticado.

El reumatólogo indica que la artritis es una enfermedad crónica e incurable, pero sí tratable en un 90% de casos con fármacos inmunodepresores y, en el resto, con tratamientos biológicos que, pese a sus efectos secundarios, ofrecen calidad de vida a los afectados. A cambio, el especialista debe estrechar la vigilancia sobre el paciente para que no surjan infecciones.

Hasta hace sólo una década los afectados por la artritis reumatoide se convertían en sólo cinco años en discapacitados. Hoy es fácil que lleven una vida activa durante décadas. Gabriel Jiménez apunta que una de las causas de muerte prematura en estos enfermos es en realidad el fallo cardíaco. Este problema reduce en diez años la expectativa de vida del artrítico porque esta patología tiende a afectar a órganos vitales, de ahí la necesidad de seguir la evolución de estos pacientes.

Experiencia. De toda esta situación sabe mucho una enferma con veinte años de experiencia a sus espaldas, Dolores Postigo, vicepresidenta de AMER.

Dolores supo que estaba enferma cuando sólo tenía 30 años y lleva medicándose desde entonces; los dos últimos años con un tratamiento biológico. Durante ocho años siguió haciendo vida normal, trabajó y tuvo a su hijo, pero en 1994 pasó a recibir una pensión. "Este enfermedad es poco entendida. El día que estás bien te matas a hacer cosas, pero al siguiente el esfuerzo te deja en la cama. No todos lo entienden", cuenta.

Postigo explica que la enfermedad se presenta con crisis y sus secuelas son la progresiva deformación y limitación de la movilidad. "Si no te fijas mucho se nos ve bien, pero los dolores y las limitaciones están ahí", cuenta.