`Ojos Verdes´. Así se titula el homenaje, en esta ocasión literario, que ayer se rindió al hospital Carlos Haya en el año de su 50 aniversario. Dos profesionales del complejo, Isidro Prat, director del Centro Regional de Transfusión Sanguínea, y Dolores Ruiz Romero, jefa del servicio de hematología del hospital, han sido los últimos en sumarse a los actos que a lo largo del año conmemoran el medio siglo de existencia de Carlos Haya. Su homenaje se ha plasmado en una novela basada en la historia del hospital y en sus trabajadores.

Dolores Ruiz explicaba ayer, minutos antes de la presentación del libro, que éste ha sido un encargo de la dirección del centro hospitalario que quería rendir un tributo a sus empleados (5.100 en la actualidad). Y `Ojos Verdes´ ha sido la consecuencia.

El Centro de Ediciones de la Diputación (Cedma) ha sido el encargado de editar la novela "en honor al trabajo de los profesionales de la sanidad pública", aseguró ayer su director, Félix Martín. Así pues, 5.000 ejemplares han sido puestos a disposición de la dirección del hospital malagueño para que los haga llegar a sus sanitarios.

Ruiz, que lleva 30 años de trayectoria en Carlos Haya, aseguró que lo difícil del reto ha sido sintetizar toda una vida de incidencias y curiosidades hospitalarias. "Se han quedado muchas cosas fuera, pero quien quiera puede retomar la iniciativa y continuarla", dijo ayer.

El misterio

Juan Maldonado, antiguo jefe del servicio de hematología del hospital y la primera persona en quien pensó el comisario de los actos del 50 aniversario, Federico Soriguer, para que emprendiera esta tarea (aunque rehusó el ofrecimiento) fue el encargado de desentrañar el título. `Ojos verdes´ hace referencia a la mirada del espectro de una monja que, dicen, se aparece a los profesionales en los días de más trabajo.

Tras la leyenda, hay una realidad que no defrauda en absoluto: la leyenda de la monja se basa en el hallazgo real del busto de una diosa íbera en un pasadizo subterráneo del complejo. Éste fue descubierto durante las obras del pabellón de hematología y fue ocultado en su día por las `altas instancias´ para que los trabajos no se vieran obstaculizados.

La presentación de la novela estuvo acompañada de una gratificación extraordinaria: oír cantar a la malagueña Diana Navarro, que dedicó su cálida interpretación al hospital y a sus profesionales.