La familia de la mujer que murió tras someterse a una liposucción en el Hospital Pascual de Málaga aún no ha recibido el cuerpo de la víctima, que permanece desde hace tres meses en las dependencias del Instituto de Medicina Legal. Según denunció Manuel Salazar, hermano de la fallecida, los forenses prosiguen con su análisis, que ya se dilata alrededor de cien días, lo que ha retrasado las honras funerarias y la incineración de los restos.

Salazar, al igual que el resto de la familia, mostró ayer su "extrañeza" por la demora de las conclusiones del equipo de especialistas, que, en un primer informe, adelantaron la relación entre las secuelas de la operación estética y el fallecimiento. "Hay constataciones y ellos admitieron la conexión, no entendemos por qué tardan tanto cuando los indicios parecen tan claros", apuntó.

El retraso en la presentación del informe forense comporta, dice Salazar, la interrupción judicial del proceso, activado tras la presentación de sendas denuncias contra los doctores que realizaron y supervisaron la intervención. Además, sostiene, supone un desgaste psicológico para la familia, que todavía no ha podido cumplir con el deseo de la víctima, que dejó testimonio de su voluntad respecto al tratamiento que debían recibir sus restos. "Ella nunca quiso ser inhumada ni estar en un nicho y ahora lleva tres meses en uno", puntualizaron.

Fuentes del Instituto de Medicina Legal confirmaron a este periódico el retraso en la evaluación del cadáver, aunque insistieron que el plazo de estudio, que rebasa los tres meses, no dista en exceso del requerido en casos similares. No obstante, incidieron en que, a falta de las conclusiones de los estudios complementarios, parece bastante meridiano el vínculo entre la liposucción y la muerte de la enferma, que no presentaba ningún cuadro clínico en el momento de exponerse a la operación. " Comprendemos la preocupación de la familia, pero por desgracia, estos casos funcionan así", resaltaron.

Encarnación R.S., vecina de Ceuta, murió el pasado 1 de abril después de una sucesión de dolencias detectadas durante los cinco meses posteriores a su ingreso en el Pascual, donde se sometió a una operación de reducción de pecho y a una liposucción. Esta última intervención, de acuerdo con la denuncia interpuesta por la familia, derivó en varias perforaciones del intestino, lo que motivó dos nuevas operaciones y la extracción de la mayor parte del intestino delgado de la víctima. "Ella está muerta y los cirujanos de vacaciones", señaló Salazar.