Desde su despacho de la nueva sede de Tráfico se avista el recinto ferial y ella no tiene tiempo de pensar en palmas y manzanillas. La entrevista se desarrolla entre dos llamadas internas y un ramillete de reuniones. No parece que sea un truco. Si se le pregunta por el edificio, da señas hasta del último metro cuadrado. Cuentan que durante el traslado la vieron con un casco entre arquitectos y albañiles. Su momento más duro al frente de la jefatura, dice, fue el accidente de Benalmádena, en el que fallecieron nueve turistas finlandeses. La estrategia es compaginar el aumento de las penas con la educación, aspecto que considera imprescindible.

-El pasado 1 de julio se cumplieron dos años de la entrada en vigor del carné por puntos, ¿se puede hablar de éxito o de fracaso?

-La medida en la provincia está claro que funciona y estoy segura de que tiene mucho que ver en el descenso del número de accidentes, que han bajado un treinta por ciento en los últimos siete meses. Poco a poco los ayuntamientos lo han ido incorporando y la gente está más concienciada. Incluso las denuncias se han rebajado.

-Supongo que también sería determinante el endurecimiento de los castigos por infracción...

-Los resultados son fruto de las medidas incluidas en el plan estratégico de educación vial, que incluye muchísimos aspectos. En el caso concreto de la reforma del Código Penal, no le puedo hablar del número de sanciones porque eso es competencia de la Guardia Civil. Pero sí es cierto que en los controles de alcoholemia de las campañas se detectan menos positivos. Parece que la cultura de no beber si se va a conducir está calando poco a poco.

-¿Cree que es necesario incrementar aún más las penas como proponen algunos países?

-El aumento de las penas es importante, pero también lo es la educación. No se puede crear un estado de sitio ni aumentar los castigos de cero a mil. La DGT ha modificado el Código Penal y está dando resultados, pero creo que desde el punto de vista administrativo, las penas ya están bastante endurecidas. Hay que insistir en la formación.

-De acuerdo con esa reforma, conducir te puede llevar a la cárcel. ¿Aún hay quién piensa en sacarse el carné de conducir?

-Fíjese que en eso hay un dato curioso. A pesar de la crisis, hemos notado un incremento de personas que tratan de obtener el permiso. Incluso de una edad avanzada.

-Lo que parece que pueden escasear son los profesores de autoescuela, ¿qué pasó con el último examen en Málaga? ¿van a suspender todos?

-Profesores hay muchos y no queremos que haya menos. La polémica del último examen quizá no se haya entendido bien del todo. La DGT, al igual que en otros países de Europa, pretende mejorar la formación y que los profesores sean auténticos expertos. Hasta ahora los exámenes eran similares a los que se enfrenta cualquier ciudadano que quiera obtener el permiso y la tendencia es a incrementar su preparación. Quizá debería haberse hecho de forma más gradual, es decir aumentar la complejidad de las pruebas poco a poco, pero la dirección general de Madrid ya ha dicho que buscará una solución al problema.

-¿Cuántos conductores han perdido su carné desde que está en aplicación el nuevo sistema?

-Bastantes, alrededor de 1.500, pero hay que tener en cuenta que se trata de un proceso administrativo y desde que se inicia hasta que se ejecuta dista un periodo. En Málaga se están tramitando a buen ritmo y la buena noticia es que están descendiendo. Al principio, cuando entró en vigor el carné, estábamos desbordados.

-Una de las novedades para el próximo curso es el nuevo carné de moto, ¿qué ventajas comportará con respecto al actual?

-El cambio parte del plan de seguridad para motos, que intenta reducir la alta siniestralidad de los vehículos de dos ruedas. El año pasado, de los 68 fallecidos, 32 fueron motoristas varones de entre 35 y 42 años. La DGT optó por elevar la edad mínima para manejar un ciclomotor, que ha pasado de 14 a 15 años, y por incluir una prueba teórica y otra práctica. No era razonable que un niño saliese a la carretera con sólo ocho horas de autoescuela. En esa línea está el nuevo carné y para los permisos A habrá tres pruebas. Es muy positivo que para obtener una licencia tengan que recibir una información específica.

-¿Cómo va el procedimiento de eliminación de los guardarraíles?

-Ahí tampoco puedo darle datos porque se trata de un asunto que atañe a Fomento. Nosotros, en lo que nos compete, hemos llegado a un acuerdo con la Diputación de Málaga para contribuir económicamente a aumentar la protección en las carreteras comarcales. Pero en general, ya se pueden apreciar mejoras.

-En el accidente de Mijas se ha criticado duramente el retraso en habilitar una vía alternativa, ¿qué es lo que falló?

-En lo que respecta a Tráfico, nosotros recibimos el aviso e inmediatamente se lo comunicamos a la Guardia Civil para que desviara la circulación. En ese momento se iniciaron las comunicaciones con Fomento, pero por lo que he leído en prensa parece que hubo algún retraso por parte de la concesionaria de la autopista de peaje. Lo único que puedo decirle es que nosotros actuamos correctamente y que estuvimos toda la tarde trabajando en el tema. Fue un momento terrible, pero no hubo que lamentar víctimas. Si hubo daños patrimoniales y los afectados quieren reclamar, pues que reclamen.

-Dicen que en la ronda de Málaga basta que caiga un gorrión para que la circulación se convierta en un caos...

-En cierta medida, es una zona muy complicada de gestionar y lo vimos con cosas como la de Mijas. Un incidente menor en hora punta o en las vías de acceso o salida con la ciudad es suficiente para generar una situación muy complicada. Nosotros tratamos de habilitar itinerarios alternativos, pero no se puede hacer más de lo que hacemos. Las expectativas pasan porque se solucione.

-¿Hasta cuándo podrá aguantar Málaga sin una segunda ronda?

-Ese proyecto responde a una necesidad evidente y lo bueno es que ya se están haciendo cosas. Las soluciones parecen bastante cercanas. No le puedo decir que se puede aguantar infinitamente, pero creo que ya se está viendo la luz. Cuando se cree la hiperronda y se quede la A-7 únicamente para tráfico interno de la ciudad, se habrán solventado muchos problemas.

-¿Habilitarán este año un tercer carril para aliviar el tráfico en la zona de Guadalmar?

-No exactamente, o al menos no como el año pasado porque se ha constatado que no todo el mundo lo utilizaba porque estaba sin asfaltar en algunos tramos. Lo que se ha hecho es acortar algunas salidas y procurar soluciones al final del carril de incorporación.

-¿Qué ha ganado la Jefatura Provincial de Tráfico con el traslado a la nueva sede?

-La verdad es que ha sido una mudanza muy dura, pero poco a poco las cosas están funcionando. El cambio era una necesidad porque la sede se había quedado obsoleta y no cumplía ningún requisito de prevención de riesgos laborales. El calor era inhumano y ahora estamos en un edificio con perspectiva de futuro. La adaptación ha sido difícil y pido disculpas a la población porque somos servidores públicos y hemos pasado unos meses de funcionamiento anómalo.

-¿Tienen previsto aumentar el dispositivo técnico y humano?

-En este momento no me consta que vayan a ampliar ni la plantilla de la Guardia Civil ni la de la jefatura. En cuanto los medios técnicos, continuará el proyecto iniciado en 2007 de aumento del número de radares en tramos convencionales, precisamente en los de mayor estadística de siniestralidad. También tenemos una iniciativa en curso que llega hasta los límites con Granada, concretamente en esa carretera, que no estaba provista de cámaras. Si me pregunta si me gustaría contar con más trabajadores, la verdad es que sí, porque a veces no son suficientes para atender a una provincia con tanta demanda. Además el nuevo edificio consta de 32 ventanillas y a veces la gente no comprende que haya tantas sin personal encargado.

-En los últimos años se han detectado muchas incidencias y trifulcas entre conductores, ¿la conducción es un termómetro del estado de ánimo´

-En cierta medida, sí. Como conductora he de reconocer que cuando tengo un día duro de trabajo, al menor roce, reacciono con vehemencia. En el vehículo no sé si nos crecemos o empequeñecemos pero siempre sacamos nuestro lado oscuro. Hay que tener en cuenta que Málaga es una gran ciudad y eso es así para lo bueno y para lo malo, aunque se está trabajando para que lleguen los cambios.

-Después de apelar al miedo y a las vísceras, de utilizar mensajes simpáticos e incluso contratar a Isabel Coixet, ¿qué le queda a las campañas publicitarias de tráfico para concienciar a la población?

-Ciertamente se han pulsado numerosas teclas y, por lo que he oído, la estrategia consiste en cambiar continuamente de vía para que la gente no se inmunice al mensaje. No sé qué fórmula es la más correcta, pero lo bueno es que la gente hable de ellas, porque eso es sinónimo de que han generado impacto. Todas han generado rechazo, pero lo positivo es que su contenido no deje a nadie indiferente.

-¿Cuál ha sido el momento más duro en este año y medio al frente de la jefatura de Málaga?

-No sé, ha sido un periodo difícil con muchas cosas negativas. La dureza del traslado y, sobre todo, el accidente de Benalmádena. Son imágenes que no se olvidan, con gente que se sentía desamparada porque ni siquiera entendía el idioma ni sabían dónde estaban sus familiares.