Una expedición al Polo Norte para estudiar las algas y cómo se comportan. En las aguas del Ártico cohabitan todas las especies que están catalogadas. Y hasta allí ha viajado un grupo de investigadores de la Universidad de Málaga para estudiar su ecosistema y determinar cómo afectará el cambio climático a la cadena alimenticia a través de la exposición de las algas a condiciones extremas. El lunes llegaron a la isla noruega de Svalbard y ´postean´ casi a diario sus experiencias en un blog, con el que comparten con el resto del mundo el resultado de su trabajo y otros aspectos de la convivencia. La dirección es http:// ublogs.uma.es/charran

El grupo salió de Málaga el pasado 9 de julio. El profesor Francisco Javier López Gordillo es el director de este proyecto de investigación. Sin embargo, no pudieron iniciar sus trabajos hasta el pasado sábado, según cuentan ellos mismos, por dificultades meteorológicas. El primer día de trabajo fue intenso... y frío. Los investigadores empezaron a laborar a las 8.30 de la mañana y no acabaron hasta las diez de la noche. "Y es difícil hacerse una idea de la hora que es. El sol no se pone y hoy ni si quiera sabíamos donde estaba. Ha estado nevando a intervalos casi todo el día. Los buzos, en estas condiciones, cancelan sus sesiones de buceo. Para mañana esperan poder tomar algunas algas para nosotros y para otros proyectos?, dependerá del tiempo que haga", explicaron en el blog el mismo día 12 de julio.

El desequilibrio en tubos. Y es que los científicos del proyecto toman especímenes de diez o quince de las especies de algas más representativas de la comunidad (gracias al apoyo de submarinistas alemanes, que se encargan de recogerlas) y son cultivadas en cilindros de metacrilato, similares a grandes tubos de ensayo. A cada cilindro se le inserta aire en forma de burbujeo, lo cual suministra energía mecánica y dióxido de carbono a las algas, así como oxígeno a la comunidad bacteriana que de manera natural acompaña a las algas. Las algas se van a dejar crecer y su metabolismo funcionar durante los próximos doce días antes de realizar los análisis. Un juego de cilindros se burbujea con aire sin manipular y otro se burbujea con aire enriquecido en CO2, simulando una atmósfera futura y las condiciones climatológicas que habrá en la zona dentro de medio siglo.

Los investigadores tratan de determinar si las comunidades de microalgas que habitan las regiones polares son lo suficientemente robustas como para soportar los cambios ambientales esperados en el marco del cambio global. Entre los cambios esperados están el aumento en la temperatura del agua, el aumento en los niveles de CO2 disuelto y periodos libres de hielo más prolongados. "Estamos provocando un desequilibrio que hace que ocurran fenómenos extremos con mayor frecuencia", y en los Polos es donde más se nota.

Pero esta necesaria infraestructura al aire libre no pudo ser montada hasta el lunes (fotografía superior). Durante las próximas tres semanas, los investigadores malagueños vivirán y trabajarán en una casa azul de madera, donde también se ha instalado un laboratorio.

Estos malagueños ya estarán acostumbrados al frío y las largas horas de luz solar cuando regresen el próximo 31 de julio. Además de trabajar, estos días también sirven para conocer las costumbres nórdicas, "y tomarte un cubata por poco más de dos euros en el barecillo Mellagret".