En Málaga no falta un plato de comida para ninguna persona que lo necesite. Los responsables del Comedor Santo Domingo se afanan cada día en que así suceda. Aunque el perfil del usuario es el de un inmigrante varón de entre 35 y 45 años, en los últimos meses se ha detectado una nueva realidad reflejo de la situación económica actual.

"Está viniendo gente que no soñaba siquiera con estar aquí", resalta la directora, Ángeles Martín. Se trata de familias medias malagueñas que no pueden afrontar el pago de su hipoteca y que, de esta forma, eliminan el gasto de la comida para poder subsistir.

Pero este servicio de la Asociación Benéfica Patronato Santo Domingo ofrece mucho más que alimentos. "Utilizamos el comedor además como gancho para adentrarnos en los problemas de la persona y así derivarlo a la organización o recurso que necesita", explica.

Son inmigrantes el 80%, pero también existe un importante cupo de enfermos mentales, que acarrean una problemática "nada sencilla se resolver". "Hacemos de todo. Acompañamiento psicológico, solicitar pensiones, ayudar económicamente pagando alquileres, administración de la medicación a los enfermos mentales...Tenemos talleres de empleo, becas para abonar plazas en centros de rehabilitación e incluso un piso para recoger mujeres con niños y ofrecerle asistencia", relata.

SOS. El comedor, que requiere de un presupuesto anual de unos 287.000 euros, mantiene su actividad fundamentalmente gracias a las aportaciones de las cuotas de los socios (55%) y las donaciones. También cuenta con subvenciones de las administraciones.

En este punto, la directora realizó un llamamiento a la población para que se anime a colaborar, ya que últimamente los socios, que son mayores, fallecen "y no estamos encontrando repuesto". También ha observado un descenso de los donativos, un hecho que achaca a la difícil situación económica que atraviesa el país. La organización, que funciona gracias al trabajo de voluntarios, recuerda además que aceptan todo tipo de ofrecimiento en este sentido. El teléfono es el 952 27 70 27.

Salvador lleva ya diez años como voluntario en la entidad, regalando parte de su tiempo para la felicidad de los más desfavorecidos. "Me introdujo mi hija y aquí sigo, colaborando", resalta mientras se prepara, al filo de las 13.00 horas, para servir los manjares a sus numerosos comensales.

Gazpacho, ensalada de arroz, tortilla de patatas, flan y agua. El menú es variado y está adaptado a las estaciones del año. "Hoy vienen a comer 79 personas. Ya está todo listo", exclama la directora, al tiempo que supervisa todos los detalles.

El desayuno es libre, pero para poder comer es necesario inscribirse a lo largo de la mañana. "Necesitamos tener una previsión para no tirar comida o quedarnos cortos, pero nadie que venga se queda sin comer, le damos una bolsa con un bocadillo, una pieza de fruta y un yogur. Estas mismas bolsas son las que preparamos para la cena", indica.

El comedor empezó a funcionar en el año 86 de forma "precaria". El número nueve de la calle Pulidero albergaba en sus orígenes el colegio de San José de Calasanz. "El edificio estaba en ruinas cuando comenzaron la actividad", dice. El jesuita Jorge Lamothe fue uno de los impulsores de esta iniciativa que posteriormente se formalizó y fue reconocida como asociación por la Junta de Andalucía. El comedor, que ha llegado a dar servicio a 200 personas, atiende en la actualidad a un centenar de usuarios diariamente.