La investigación de fondos documentales y la exhumación de restos de fusilados han confirmado al antiguo cementerio de San Rafael como la mayor fosa común de la Guerra Civil y el franquismo. Según adelantó ayer Sebastián Fernández, arqueólogo encargado de los trabajos, el equipo responsable de las excavaciones tiene constancia ya de la ejecución de 4.500 personas en el camposanto, de las cuales 2.200 han sido recuperadas en estado fragmentario.

Las excavaciones, que comenzaron en octubre de 2006, promovidas por la Asociación contra el Silencio y el Olvido por la Memoria Histórica, han detectado la existencia de dieciocho fosas comunes, aunque los trabajos de campo, por el momento, se han centrado en diez, ubicadas en la parcela de San Francisco y en el Patio Civil.

Las previsiones del colectivo, que coteja los indicios orográficos con archivos documentales y testimonios de familiares de desaparecidos, apuntan a que el número total de nichos podría elevarse a treinta, todos ellos con restos de personas fusiladas entre 1936 y 1951. Entre los restos extraídos en los últimos meses, figura una importante cantidad de niños, al parecer, hijos de republicanos que fallecieron por epidemias o desnutrición.

Fernández aseveró que la investigación, que podría concluir en un plazo de dieciocho meses, ha aportado numerosos datos al estudio de la contienda nacional y la represión franquista. Junto a los restos óseos, ha aflorado una ingente cantidad de enseres personales, que engloban desde peines a balas y motivos religiosos. La mayoría de las mujeres fusiladas en el cementerio, que suponen una quinta parte del total de cuerpos recuperados, portaban una medalla con la imagen de la Virgen del Carmen. También han aparecido los retales de dos sotanas, lo que ha permitido concluir el asesinato de dos sacerdotes de pueblo, uno de ellos identificado como el párroco de Mijas.

Objetos personales. El proyecto, que fue visitado ayer por la delegada provincial de la Junta, María Gámez y su homólogo en el Instituto Andaluz de la Juventud, Francisco Paneque, incluye la compilación y archivo de los objetos personales en cajas individuales, junto a los restos de cada fallecido. La idea de Francisco Espinosa, responsable de la Asociación por la Memoria Histórica, es que los cuerpos estén perfectamente delimitados para un posterior examen de ADN, que dependerá del respaldo de la administración. Por lo pronto, lo único seguro es que los restos formarán parte de un sarcófago y un monumento con el nombre de todas las víctimas, entre las que se han encontrado, para estupor de los investigadores, a mujeres en avanzado estado de gestación.

La exhumación de las fosas comunes del cementerio de San Rafael está avalada por un convenio entre el colectivo, la Junta de Andalucía, el Ayuntamiento y la Universidad de Málaga.

La visita de la delegada provincial de la Junta de Andalucía, María Gámez, sirvió para dar la bienvenida a algunos de los ochenta voluntarios que trabajarán este verano en el proyecto, la mayoría estudiantes de Arqueología e Historia. Desde que comenzó la investigación de campo, el cementerio ha recibido la visita de cientos de familiares de víctimas republicanas, algunos de ellos procedentes de América y Oceanía.