Elías Bendodo Benasayag, concejal de Juventud, Turismo y Deporte en el Ayuntamiento de Málaga y actual secretario general del PP provincial, será el presidente del partido a partir del congreso convocado para los días 22 y 23 de noviembre. El actual dirigente, Joaquín Ramírez, anunció ayer que no optará a la reelección "por cuestiones personales"; dejará el cargo tras más de ocho años y después de lograr los mejores resultados electorales de la formación en las últimas tres convocatorias: municipales, autonómicas y generales.

El adiós de Ramírez es del todo sorprendente. Hasta hace dos días estaba más que clara su reelección porque no tenía rivales y porque había logrado el apoyo de 1.650 militantes sin haber hecho campaña interna, cuando sólo son necesarios 75 avales para ser precandidato. El domingo mantenía su intención de presentarse y ayer, en una multitudinaria rueda de prensa junto a Bendodo, dijo que se iba. La sombra de las presiones desde Sevilla, concretamente del presidente regional, Javier Arenas, para su retirada, estuvo presente en la comparecencia. Ramírez negó la mayor varias veces. "Me voy en el momento más dulce", aseguró.

Traspaso de poderes. Según el relato del todavía presidente, él mismo comunicó a Arenas, ayer por la mañana, su decisión: "A él le ha cogido por sorpresa". Y también pidió a Bendodo que dé un paso adelante y se presente. Incluso escenificó un traspaso de poderes al hacerle entrega del mazo de firmas recogidas para lo que iba a ser su candidatura. Fue, quizá, una última demostración de poder: Insinuó que, si él apuesta por Bendodo, con todos los apoyos que tiene, el partido elegirá a Bendodo, "que representa la continuidad en el PP malagueño, tiene un aplomo y una solidez fuera de lo normal".

Obligado a irse. En cualquier caso, el seno del PP tiene claro que Ramírez ha sido ´sacrificado´ desde la dirección regional, acaso por una mala relación con Javier Arenas. La rueda de prensa y las declaraciones hechas ayer no fueron sino una representación lógica de la despedida: en un lado, Ramírez, el que se marcha tras haber cumplido un ciclo, clásico cliché donde los haya; en el otro, Bendodo, el que llega, con palabras de alabanza para quien se va; y en el otro, Arenas, quien agradece los servicios prestados.

El actual presidente del PP de Málaga quiso dejar claro, aunque sin presunciones, que bajo su mandato el partido ha crecido mucho a lo largo de los últimos ocho años. Y razón no le falta. Además, añadió que tomó la decisión de irse cuando cosechó los magníficos resultados de las últimas elecciones autonómicas y generales, en las que Málaga se convirtió en la provincia donde más había crecido el PP.

Pero Arenas, preguntado en Sevilla por el asunto, aseguró que Ramírez llevaba "varias semanas" madurando la posibilidad de no optar a la reelección, y que ésta es totalmente personal, "de la que es el único responsable". Las versiones no concuerdan, máxime cuando el anuncio de Ramírez, hecho público ayer, último día del plazo de presentación para los avales necesarios para conformar las precandidaturas -las candidaturas se cierran antes del congreso con un 20% de firmas de compromisarios-, cerraba la opción a cualquier otro aspirante a presentarse. De esta manera sólo Bendodo podía convertirse en la alternativa.

Una alternativa que, por cierto, rechazó en una primera respuesta cuando Ramírez se la propuso: "Ha sido un fin de semana intenso. Me llamó y me pidió que optara yo, y respondí que no porque pienso que Ramírez aún tiene mucha cuerda política", aseguró quien será, con toda seguridad, el siguiente presidente del PP malagueño. Eso sí, eludió hablar de su equipo, aunque se maneja el nombre de Margarita del Cid, edil en Torremolinos, como posible nueva secretaria general. Bendodo cerró su precandidatura con 528 apoyos, todos ellos obtenidos en el día de ayer. En cuanto a compaginar la responsabilidad orgánica con la de concejal en Málaga, dijo que ambas dedicaciones son "perfectamente compatibles".

Después del inesperado anuncio, Ramírez pidió a la militancia del PP "un cheque en blanco de confianza" y se mostró seguro de que no quedarán "decepcionados"; también repitió que en su adiós no caben las "leyendas negras" sobre presiones o ´sugerencias´ desde Sevilla para que no se presentara, y sacó de nuevo pecho al proclamar que el congreso lo habría ganado "sin ningún problema". Lo que es indiscutible es que el PP ha vivido con Ramírez ocho años de progresión y triunfos y que marcará una época en la política local.