Estupefacientes

Los traficantes de hachís vuelven a incluir a Málaga en sus rutas comerciales

Intervenciones. Imagen de archivo de un alijo localizado en La Araña. Las Fuerzas de Seguridad del Estado han intervenido más de 60 toneladas de hachís durante 2008, un 40% más.

Intervenciones. Imagen de archivo de un alijo localizado en La Araña. Las Fuerzas de Seguridad del Estado han intervenido más de 60 toneladas de hachís durante 2008, un 40% más. / L. O.

inma aljaro. Málaga

Agentes del Cuerpo Nacional de Policía localizaron ayer un fardo de hachís en una playa de la capital malagueña. Lo entregaron en la comisaría donde se analizará su contenido y su procedencia. No sería raro que esta pequeña remesa perteneciera a un alijo desembarcado en la costa que, según aseguran fuentes de este cuerpo expertas en la lucha contra el narcotráfico, vuelve a ser un punto de desembarco.

En losas de escayola, entre muebles, ocultos en los depósitos de gasolina, en las puertas de los vehículos, en garrafas de plástico, incluso en globos de colores. Los intentos de los narcotraficantes para introducir esta sustancia, procedente de Marruecos, son tan variados como el ingenio les permita. Las Fuerzas de Seguridad del Estado lo admiten: tan sólo se aprehende una mínima parte de lo que entra en la Península. Sólo en España se calcula que más de dos millones de personas son consumidoras de hachís o marihuana según los últimos datos del Plan Nacional de Drogas. Pero es que los cargamentos no son sólo para los españoles, sino que también van dirigidos hacia el resto de países europeos.

Entrada. Málaga ha sido tradicionalmente una de las puertas de entrada, junto con Cádiz y Granada, para estos grupos organizados, casi siempre formados por ciudadanos marroquíes y españoles. Los británicos también han participado en muchas de estas organizaciones como enlaces con el Reino Unido y el resto de Europa.

Últimamente, explican las mismas fuentes policiales, se ha detectado una monopolización del negocio por parte de los norteafricanos. "Ya conocen el terreno, saben lo que tienen que hacer, con quién contactar y su lengua dificulta aún más la investigación".

Levante. La implantación, en 2002, del Sistema Integrado de Vigilancia Exterior (SIVE) de la Guardia Civil en la zona del Estrecho los empujó hacia provincias más alejadas y optaron por subir hacia la zona levantina. "Comenzaron por Almería y hemos llegado a interceptar alijos en Tarragona y Barcelona. Desembarcan en toda la costa del Mediterráneo", describen.

El año pasado, o perdieron el miedo a ser detenidos o el tráfico aumentó de un modo tan exagerado que decidieron probar a través de todos los flancos porque de nuevo han vuelto a proliferar por la costa malagueña, especialmente en la zona de Marbella y Estepona. Además, se han batido récords de incautaciones en otras provincias como Cádiz y Huelva.

En total, el número de incautaciones en la provincia malagueña aumentó hasta un 40% al intervenirse cerca de 62 toneladas de hachís (18.000 kilos más que en 2007), la mayoría en los dos municipios de la Costa del Sol occidental. Acabar con este flujo es casi imposible. Hasta la Policía Europea, la Europol, en su último informe sobre la Amenaza del Crimen Organizado, reconoce la complejidad de esta lucha debido a la cercanía de la Península con el país productor y, sobre todo, a la intensidad del tráfico, que permite a los traficantes operar por todo el litoral.

"La forma más eficaz es localizar a los jefes y atacarles donde más les duele, en el dinero que obtienen con el negocio". Unas cantidades nada desdeñables si se tiene en cuenta que el precio del producto en origen es de 120 euros el kilo y se vende a 4.500, aproximadamente.

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