la ciudad | CRÓNICA DE ALFONSO VÁZQUEZ

La noción temporal en los 'minuteros' de la EMT

La Opinión

Cuántos enigmas relacionados con la Física y las Matemáticas podrían solucionarse si nuestros científicos dejaran las pizarras por un día y se sumergieran en la apasionante vida malagueña.

Seguro que a Einstein y a Stephen Hawking sus respectivas investigaciones sobre la relatividad y los agujeros negros les habría costado mucho menos esfuerzo.

Fue Jorge Luis Borges, ese argentino que tanto hablaba de los tigres y de los islandeses violentos, quien más insistió en la magia de los objetos. Ahí están para quien quiera comprender sus secretos.

Y en Málaga hay un objeto más misterioso y atractivo que el monolito de '2001, una odisea del espacio'. Se trata de los nuevos minuteros que se encuentran en las paradas y que han convertido la espera de los autobuses en un medido gasto de tiempo.

Sin duda que estos relojes han ayudado a que los malagueños lleguemos antes a las citas, ya que ahora podemos calcular y no especular, sobre cuándo llegará el 'pijotero' autobús.

Pero este beneficioso elemento, situado en lo que los políticos cursis llaman la 'trama urbana', ha traído consigo un misterio que no se lo salta ni Rin Tin Tin (ni siquiera un galgo entrenado).

Y es que no hay quien entienda qué le ocurre al reloj y por tanto al tiempo cuando nos informa de que sólo quedan 2 minutos para que llegue el autobús. Si hasta entonces los minutos de espera que se van desgranando duran 60 segundos, cuando se trata de ese último par, en la mayoría de las líneas observamos que en realidad, el usuario puede tirarse de 4 a 6 minutos contemplando cómo se hace realidad la canción: 'Reloj no marques las horas'.

¿Qué ocurre ahí?, ¿por qué se produce ese misterioso 'estiramiento temporal'?, ¿estamos ante un caso para la ciencia o para Íker Jiménez?

Los investigadores parapsicológicos lo tienen fácil: acudan al Paseo del Parque o a la Alameda, cronómetro en mano y serán testigos del portento. Quién sabe si estos beneficiosos relojes no son una puerta para otra dimensión o sencillamente, que ellos 'son asín'.

Estiramiento

En la calle Manuel Altolaguirre, en el barrio de Las Delicias, todavía cuelga de un balcón un Papa Noel, 'daleado' por las circunstancias climáticas, de tal forma que, más que San Nicolás, parece un guardameta estirándose ante el lanzamiento de una falta. La magia de la Navidad sigue asombrándonos.

Las dos visiones

Junto al puente de la Aurora se encuentran dos estilos arquitectónicos distintos de 'ver' la Semana Santa. Por un lado, el más tradicional de la casa hermandad de la cofradía del Huerto y a su lado, ya finalizada, la casa hermandad de la Estrella, con un diseño contemporáneo en el que destaca una especie de celosía con sogas trenzadas. Las dos se complementan muy bien.

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