LA CRÓNICA DE ALFONSO VÁZQUEZ

La fuerza de la Naturaleza irrumpe por Torre Atalaya

alfonso vázquez. Málaga

n servidor, que sólo mide un centímetro más que Tom Cruise (el actor bajito que lleva alzas), paseó hace unos días por el final de la calle Navarro Ledesma y en un despiste la hierba llegó casi hasta el pescuezo.

Cierto que uno nunca podrá hacerle un ´tapón´ a Pau Gasol ni con escalerita de mano, pero tal profusión de ´verde salvaje´ en una zona urbanizada no deja de llamar la atención.

Comienza este ´descontrol natural´ en la esquina de Navarro Ledesma con la avenida de Jenofonte, y transcurre durante unos 250 metros, a ojo de ´mal´ cubero.

El caso es que las lluvias de este invierno prodigioso han dejado el ´parterre´ con una densidad vegetal mayor que el jardín de La Concepción.

Llama la atención además que la ´invasión´ es frenada, a duras penas, por la valla de una urbanización vecina, además de la de un supermercado y claro, lo tupido del paisaje apenas deja ver que, como el roscón de Reyes, la hierba esconde varias sorpresas y seguro que hasta habas.

Después de patear la zona como si estuviera incluida en la Ruta Quetzal, el examen descubre latas, botellas, plásticos, el trozo de una señal de tráfico, amén de un número incalculable de deposiciones o ´abono natural´, según se mire. Y lo cierto es que al caer la tarde, con el sol dorando las flores moradas, parece que el paseante está en ´La casa de la pradera´. Pero esto no quita para que este ´agujero negro´ sin mucho responsable a la vista, vea disminuido el follaje, que al menos a los bajitos, nos alcanza el cuello.

La huella

Ω Aunque en este ´interregno´ entre fiesta y fiesta (entre Navidad y Carnaval) toca desmantelar todo el ´tinglao´ de los adornos, quedan algunas huellas, en este caso quizás aderezadas con un pequeño ´dramón´: un globo permanece desinflado y suspendido en la muralla del paseo de Juan Temboury.

El niño propietario tuvo que pasar un mal rato, puede que durante la pasada Cabalgata, pero ahí ha quedado la modesta huella de una felicidad pasajera (y volátil).

Sin hallarse

Ω Ayer, una malagueña que vive por los nuevos pisos de la Colonia de Santa Inés explicaba a un conductor de la EMT que antes de vivir por la zona, "vivía en el Molinillo y ahora no me hallo". La falta de supermercados por donde vive y el tener que ´trasegar´ en el autobús para llegar al Centro eran algunas de las razones. A todo se acostumbra uno... pero tiene su tiempo.

La duda

Ω Por la calle Granada, iba despotricando ayer a gran volumen una mujer. Hubo división de opiniones en el público: mientras un sector se refirió a algún tornillo perdido, otro más minoritario aventuró: "¿Y no será alguien del Festival de Teatro ese?".

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