la ciudad
Los objetos perdidos y su capacidad de predecir el futuro
Alfonso Vázquez
Malagueños hay que le han visto tan mala pinta al año 2009, que con buen sentido (del humor) felicitaron las pasadas fiestas con un rotundo ´Feliz 2010´. Está por ver si cuando llevemos una década del siglo XXI el panorama mejorará o seguirá teniendo el aspecto de la playa cuando sopla el Levante.
Pero entre tanto despeñe económico hay datos palpables que no desmoralizan al respetable. Ahí tenemos sin ir más lejos una de las mayores ´pérdidas masivas´ de paraguas registradas en la ciudad de Málaga y que se ha producido en algo más de mes y medio: desde el 1 de diciembre hasta el 18 de enero.
La lista de objetos perdidos en los autobuses de Málaga es un magnífico campo para el análisis ´socioeconómico´. De hecho, si en los periódicos malagueños de la primera mitad del XIX la gente denunciaba la pérdida (bastante usual) de burros, ovejas y cabras por las calles de la ciudad, según los últimos datos de la EMT los malagueños se dejaron olvidados en el último mes y medio 31 paraguas, 23 bolsas y siete móviles.
El salto socioeconómico desde la ´cabra´ al móvil (por mucho que la ganadería caprina aporte a la provincia) es evidente.
Pero en esta lista hay detalles que deberían llamar la atención de los economistas. Por ejemplo, las 23 bolsas, supuestamente llenas, son un reflejo de un periodo navideño de consumo no tan catastrófico como podía preverse.
Por otro lado, los 31 paraguas extraviados reflejan un periodo de lluvias prometedor que convertirán este año de nieves en una época alejada de la sequía.
Por lo demás, y producto de un ´frío del carajo´, se perdieron seis bufandas en los autobuses y hasta un cliente se dejó una manta (quizás la llevara incorporada).
Pero la pérdida más voluminosa e inexplicable es la que sufrió un cliente de la línea 17 el pasado 8 de enero y que, por la fecha, no parece que estuviera de romería: un carro.
´Somos lo que perdemos´ que diría el filósofo. Lástima que ya no se extravíen tantos burros, salvo ese día en que el presidente de Venezuela no encontró el camino de vuelta.
Distancias
Ω Las largas distancias del pasado entre los barrios de Málaga y el Centro, que propiciaron la expresión "bajar a Málaga" o "subir a Málaga", según el sitio, siguen todavía muy presente entre los malagueños.
Esta semana, un cliente fue a coger un taxi en la avenida de la Estación, en El Palo, y pidió al taxista que le llevara a la calle de la Victoria. El taxista dudó unos segundos y al final se aclaró diciendo: "¡Ah, eso está en Málaga!".
Y es que muchos recordarán la aventura que suponía ir desde El Palo al Centro o desde Carranque por esos caminos de hace medio siglo, sobre todo cuando para ahorrarse el tranvía o el ´coche´ iban a patita.
Málaga C. F.
Ω Irreconocible equipo local.
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