Continúan los interrogatorios a posibles implicados en el secuestro del empresario

La investigación del secuestro y posterior fallecimiento del empresario marbellí Fernando Moreno Espada se aproxima a su fin. Las pesquisas, no obstante, permanecen abiertas y la policía continuó ayer con la tanda de interrogatorios a posibles implicados en el caso. No se descarta que haya nuevas detenciones.

De momento, dos personas -un español y un colombiano- permanecían ayer detenidas en los calabozos de la comisaría de Marbella, pendientes de pasar a disposición judicial. Según confirmó ayer en Sevilla el delegado del Gobierno en Andalucía, Juan José López Garzón, otras seis personas fueron arrestadas el pasado martes, pero fueron puestas en libertad tras declarar ante los investigadores.

Fuentes policiales confirmaron ayer que uno de los arrestados habría trabajado en la empresa Materiales de construcción Fernando Moreno y Hormigones San Pedro por lo podría haber obtenido datos sobre el negocio y los movimientos del empresario, cuyo cadáver fue hallado el jueves de la semana pasada en una caseta de agua del municipio de Istán. La autopsia confirmó que había fallecido asfixiado.

Ayer, los empleados de la empresa familiar de Moreno Espada se mostraron reacios a hacer algún tipo de declaración por el caso que, como a la familia, les ha causado una gran conmoción.

Inexpertos. Desde Madrid, el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, declaró que los dos detenidos están considerados los supuestos responsables del secuestro y celebró la rapidez con la que se ha resuelto este caso.

Fuentes policiales descartaron que el secuestro -que algunos han considerado de la modalidad ´exprés´- fuera obra de una banda organizada y se decantaron por la posibilidad de que se tratara de la actuación de personas inexpertas que no planearon con suficiente precisión sus movimientos.

El empresario habría sido capturado el pasado miércoles por la mañana, cuando se encontraba en una de sus fincas, en la zona donde un día después fue hallado muerto. Los secuestradores lo habían amarrado, maniatado y amordazado, a una de las tuberías y le habían cubierto la cabeza.

Llamaron en cuatro ocasiones a uno de los hijos de Fernando Moreno, utilizando el teléfono móvil de éste, y le pidieron dos millones de euros por su rescate. Tras rebajar la cantidad en llamadas posteriores, la última conexión fue para indicar la localización del cuerpo del empresario.