La polémica sobre el botellón en Málaga sigue sin resolverse y hay opiniones para todos los gustos, desde quienes piden que vuelva a la plaza de la Merced hasta los que exigen que se prohíba, pasando por los vecinos del Centro, que recalcan que no lo quieren ni en la Merced ni en el túnel de la Alcazaba, como proponían algunos jóvenes en la encuesta que el Ayuntamiento les envió para conocer su opinión acerca de una nueva ubicación.

Una cosa está clara: el botellón tendrá que salir del Paseo de los Curas debido a las obras del puerto. Entretanto, los residentes del Centro afirman que, si es necesario, acudirían a la vía judicial para defender su derecho al descanso digno y de calidad. Pero la presidenta de la Asociación de Vecinos Centro Antiguo, María José Soria, deja claro que, pese a esta oposición, no están en contra de que los jóvenes hagan botellón: "Entendemos que es un hecho cultural y que tienen que tener un sitio donde reunirse, pero debe ser una zona amplia, adaptada y con seguridad, y no donde haya vecinos, que tienen derecho a descansar".

Soria cree que la vuelta del botellón al centro histórico sería "un paso atrás, congestionarlo más y volver a tener los problemas de ruido de siempre", ante lo que, remarca, les "ampara" una ordenanza municipal.

Uno de los espacios mencionados por algunos jóvenes en la encuesta es el recinto ferial de Cortijo de Torres, ante lo que el presiente de la asociación de vecinos 'El Duende', Luis Carlos Velasco, se muestra totalmente en contra. "Ya tenemos que soportar la Feria de Agosto, con los problemas de ruido, inseguridad, suciedad y deterioro del mobiliario urbano que conlleva", aduce.

Otras de las alternativas que propusieron los jóvenes son la plaza Mitjana, la del Teatro Cervantes, la de la Marina, la explanada de Martiricos donde se ubica el mercadillo, el cauce del río Guadalmedina a la altura del centro, El Ejido o las calles adyacentes al Ayuntamiento.

Hay quien directamente plantea la eliminación del botellón y la organización por parte del Ayuntamiento de "más conciertos, actos culturales y otras actividades alternativas", así como la disminución del precio de las bebidas en los bares para "poder ir a ellos sin molestar a nadie".