Los Huelin son grandes viajeros. Una de las teorías que maneja la familia es que el apellido tiene origen francés, pero tuvieron que dejar Francia al ser hugonotes (calvinistas) y hacia el siglo XVII pasarían a Inglaterra, aunque se quedaron miembros de los Huelin entre las dos naciones: en las islas del Canal (de hecho, todavía existe una naviera Huelin en la isla de Jersey).

Uno de estos Huelin ingleses dejó Southampton para navegar hasta Málaga. Corría el año 1770 y nuestro hombre se llamaba Guillermo Huelin Siver. En Málaga se casó con una malagueña de origen irlandés, Josefa Mandly, y tuvieron siete hijos

De la segunda generación de esta saga de comerciantes hay que destacar a Guillermo Huelin Mandly, que compaginó su vida en Málaga con estancias en Río de Janeiro y Montevideo, según recuerda el historiador Manuel Muñoz, que destaca que en 1826 estableció casa de comercio con Manuel Agustín Heredia.

De la siguiente generación hay que mencionar a Matías Huelin Reissig, que en 1854 compró la famosa hacienda de El Cónsul y allí moriría en 1897.

Otro famoso de la familia fue Eduardo Huelin Reissig, el conocido hombre de negocios que en sus terrenos próximos a su fábrica de azúcar, en un cañaveral vecino de las fábrica textil de los Larios y los altos hornos de los Heredia, levantaría el barrio obrero de Huelin, dándoles casas individuales a los trabajadores, como en Inglaterra, en lugar de los clásicos barracones. En 1875 cedió al Ayuntamiento las calles resultantes entre las casas, luego llamadas Lope de Vega, Caramba, Grau, Valero, Marquina, Embajadores, Río, Castany, Acequia...

Pero la huella de los Huelin en la historia ha recorrido muchas etapas. Uno de sus miembros se casó con Enriqueta Neuman, tía de la emperatriz Eugenia de Montijo; los Huelin están muy presentes en la Cofradía de Viñeros, en los altos hornos de Marbella o en las minas de Almería. Precisamente, este último negocio no prosperó por una deuda contraída con los Rostchild a comienzos de los años 20, y también destaca en la historia de Málaga el capitán Agustín Huelin, que en el 36 inició en la ciudad la sublevación contra la República.

Tampoco puede olvidarse aquí la tradición de sacerdotes jesuitas que hay en la familia, cinco de ellos en las últimas generaciones. Uno de ellos, Enrique Huelin, fallecido el año pasado a los 93 años, ha dejado en Málaga una importante obra social. El sacerdote malagueño llegó a recorrer América de punta a punta con su trabajo, conoció a Fidel Castro, al Che y llegó a dar misa a los Kennedy aunque en sus memorias cuenta que de quienes más aprendió fue de las personas que apenas tenían nada para vivir.

También resuena en la Transición este importante apellido de la mano del diputado malagueño de UCD Ignacio Huelin Vallejo.

Su hijo, Ignacio Huelin Bejarano, de la mano de su también pariente Jorge Huelin Benítez, han sido los impulsores de la reunión que ayer tuvo lugar en Málaga de unos 250 miembros de la familia Huelin llegados de muchos rincones del globo: Filipinas, Hong-Kong, Los Ángeles, Luxemburgo, Londres, Suiza, Monterrey, incluso una argentina de la Patagonia a quien la casualidad llevó a Málaga y hoy descubre sus raíces.

El parque y el barrio de Huelin

están muy presentes en la capital, por eso Jorge e Ignacio coinciden en que, aunque el apellido desaparezca, siempre quedará la herencia de los Huelin en Málaga.