Son las cuartas jornadas dedicadas a la ´muerte digna´, una cuestión que no deja indiferente a nadie cuando se conocen casos como el de Eluana Englaro, cuyo padre pidió que dejarán morir a la joven italiana tras más de veinte años en coma. La necesidad de ofrecer un soporte asistencial a los pacientes terminales en sus domicilios y la cobertura legal de los profesionales sanitarios son dos de los ejes claves.

–La idea de ´muerte digna´ siempre es motivo de debate en la sociedad, ¿qué conclusiones se extraen de estas jornadas?

–Hoy en día nuestra sociedad le da la espalda a la muerte y por eso las familias llevan a las personas terminales a las urgencias hospitalarias a morir porque quizás no encuentran el soporte que necesitan en su casa. Aunque la Ley de Dependencia ha supuesto una ayuda, pero queda aún queda bastante, sobre todo los pacientes con patologías no oncológicas y así, evitar síntomas como el dolor y la ansiedad.

–El proyecto de Ley de Muerte Digna en Andalucía pretende precisamente eso...

–Intenta dar respuesta y garantizar unos derechos del paciente en los hospitales, sobre todo aquellos que no tiene solución. Se pretende garantizar que estén acompañados, que se respete su intimidad. La mayoría de los pacientes fallecen en el domicilio y a lo mejor no tienen ese soporte necesario.

–¿Qué queda por hacer para garantizar esta ´muerte digna´, principalmente en los domicilios?

–Hay que dar avance en la formación de los profesionales y que los enfermeros adquieran más competencias en pacientes en situación terminal para poder responder a sus necesidades. También evitar el sufrimiento del paciente con equipos asistenciales a domicilio para evitar que el enfermo llegue, sin necesidad, a los hospitales.

–Quizás esta nueva ley dé más cobertura legal al médico en los casos de pacientes terminales...

–Había un vacío en cuanto a los cuidados intensivos. Intentamos que la familia entienda que hay una situación terminal y ayudarla a asumir de la forma menos traumática la separación. Pero hay familias que no entienden esa decisión tomada por el profesional y ahí nos faltaba ese amparo jurídico y que también garantiza que, si como profesional consideras que en un paciente no cabe más esfuerzo terapéutico, es necesario que haya esa cobertura legal. Aunque normalmente no hay ese contacto con la familia. Es una decisión siempre consensuada por varios médicos.

–¿Se enfrentan a casos en que el paciente pida que le ayuden a morir?

–Lo que nosotros tenemos a diario es un paciente con una situación crónica degenerativa y que se le plantee si quiere o no recibir un ventilador artificial o prefiere que su enfermedad siga su curso. Hay veces que no ha podido decidir y lo ha dejado por escrito.