Margarita Salas o la excepción que confirma la regla. Mujer adelantada a su tiempo, desde ayer honoris causa de la Universidad de Málaga. La ilustre científica e investigadora, discípula de Severo Ochoa, forma parte del claustro de la UMA tras el acto celebrado en la facultad de Medina, con la ceremoniosidad y solemnidad que los caracteriza.

Cuando las mujeres permanecían apartadas de los ámbitos de la cultura y la política, del saber y del poder, Margarita Salas iba a la universidad. "Mi hermana y yo tuvimos la suerte de que nuestros padres nunca nos discriminaron respecto a mi hermano por el hecho de ser mujeres. Ellos tenían muy claro que nuestro futuro dependería de nuestro trabajo y que debíamos seguir una carrera universitaria", recordó ayer en un momento de su discurso, en el que también hizo alusión a la nula ayuda estatal que había en su época para la investigación. "Un país sin investigación es un país sin desarrollo, algo de lo que se habla mucho, aunque después no se cumple tanto con la economía del conocimiento", señaló ayer justo antes de empezar el acto.

A pesar de ello, reconoce que en estos tiempos de crisis económica, la rebaja del 15% para investigación anunciada por el Gobierno es asumible y menor de la que se preveía, y que podría alcanzar el 37%. Salas, miembro de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos y de la Real Academia de la Lengua Española (RAE), añadió que, junto a otros colegas, firmó un manifiesto en el que se solicitaba al Gobierno que no redujese las partidas destinadas a inversión.

Margarita Salas nació en 1938 en Canero (Asturias). En Gijón conoció a Severo Ochoa, que según reconoce, influyó decisivamente sobre su futuro como bióloga. "Realmente me enseñó lo que era la biología molecular, su modo de hacer ciencia, su rigurosidad, su dedicación al cien por cien y su entusiasmo", dijo, a la vez que reconocía que "le había marcado".

La rectora de la UMA, que también intervino en el acto, fue alumna suya y de su marido Eladio Viñuelas en la Universidad Complutense de Madrid. "Al poco tiempo empezó a oírse por la facultad de Ciencias que habían venido de Estados Unidos dos jóvenes profesores al Consejo de Investigaciones Científicas", significó De la Calle. "Iban a impartir una asignatura que se llamaba ´Genética molecular´. Solamente el llevar incluido el nombre de ´molecular´ nos cautivó a todos. Era lógico. Por aquel entonces, la ciencia que se hacía en España era muy poco molecular", bromeó la rectora.

En el acto también intervino el profesor Enrique Viguera, que actuó como padrino de la nueva honoris causa, poseedora de un interminable currículum y autora de más de 200 publicaciones científicas.