En la actualidad, existe un centenar de tipos de cáncer que se extienden en la sociedad como una verdadera pandemia. Pese a su carácter genético, los factores ambientales como el tabaco o la obesidad son claves en su aparición. El especialista Emilio Alba lucha día a día para encontrar una cura para este ´mal´ que se cobra cada año miles de vidas en todo el mundo. Acaba de ser nombrado presidente de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), después de estar dos años en la vicepresidencia, y asume el cargo pleno de inquietudes y retos de futuro.

–Aunque ha ocupado el puesto de vicepresidente de la SEOM durante dos años, supongo que convertirse en presidente implicará nuevos retos de futuro...

–Sí. La SEOM es una sociedad muy presidencialista, en el sentido de que el presidente tiene mucha capacidad de decisión en los procedimientos de trabajo, aunque la junta directiva también tiene mucho peso. Normalmente es habitual que el presidente tome muchas decisiones.

–¿Cuáles son esos primeros pasos que dará ya como presidente?

–La SEOM tiene unos 1.200 socios, de los cuales unos 900 son oncólogos médicos y prácticamente eso agrupa a todos los oncólogos médicos del país. Es un referente de información acerca del cáncer tanto para los pacientes y sus familiares como para la sociedad en general, y también para sus socios, obviamente. Desde el punto de vista asistencial, estamos centrados en la confección de una guía de práctica clínica local, que consiste en una guía para definir qué es lo mínimo que hay que hacerle a un paciente con cáncer desde el punto de vista del tratamiento. Hay muchas guías a nivel mundial pero queremos una que se adapte a nuestro sistema sanitario, nuestra cultura e idiosincrasia

–Y en el aspecto de la formación, ¿en qué sentido interviene la SEOM en la educación universitaria?

–Desde el punto de vista docente, con el plan de Bolonia se ha instituido una nueva asignatura que no existía antes: la Oncología. Ahora se ha formalizado esa asignatura y queremos que sea impartida por oncólogos médicos en toda España. También crear un fondo para que todos los residentes que existen en nuestro país puedan tener una financiación para estar un año en el extranjero, en un hospital europeo o norteamericano. Además, la formación de oncología creemos que debe ser de 5 años. Con los avances que hay hoy en día 4 años no es suficiente. Otro de los retos es el plano de la investigación traslacional, es decir, los laboratorios en los hospitales. En España se hace muy buena investigación clínica pero en cuanto a la traslacional no está muy extendida. Esta sociedad sí que quiere potenciar todo lo posible este tipo de investigación, una investigación llevada rápidamente a la cabecera del paciente. Otro reto es poner en marchar algún proceso de ayuda en América Latina en un sentido solidario.

–Hace apenas un año decía en una entrevista que no creía posible ver una cura del cáncer en al menos dos décadas, ¿sigue pensando igual?

–Sí. Sigo creyendo eso. No ha cambiado mi idea en un año. Es verdad que los avances se producen. Yo empecé la residencia de oncología en 1986. Ahora cuando veo a los pacientes y pienso en la diferencia con respecto a 26 años atrás, veo que las cosas han cambiado muchísimo y para mejor. Lo que ocurre es que son cambios que no se ven, son imperceptibles en el día a día. Si yo miro ahora lo que pasaba hace 26 años me doy cuenta, pero si miro un año atrás, no. No obstante, no hay ningún cambio dramático o revolucionario. Si alguien piensa que pueda haber un cambio así es bastante improbable, aunque está claro que no podemos predecir el futuro. Al menos un par de décadas quedan, eso seguro.

–Una de las principales armas en las que se está trabajando es el estudio de la antiangiogénesis, ¿es una ventana abierta a la curación del cáncer?

–Es una vía de investigación muy importante. Ya se está utilizando de manera práctica en diversos tipos de tumores. La terapia antiangiogénesis ya se utiliza en tumores de mama, pulmón, colon... Es un avance importante porque actúa de manera distinta a la quimioterapia. Lo que hace es que impide que le llegue sangre, por lo tanto nutrientes y oxígeno, al tumor. Está en desarrollo y es una de las líneas de investigación más importante en cáncer.

–Una compañera especialista de la UMA comentaba que la técnica de la antiangiogénesis, en vez de lanzarse a destruir el tumor, busca matarlo de hambre, ¿coincide en esa afirmación?

–Sí, en vez de tirar la bomba atómica, se trata de cercar la ciudad. Lo que se pretende es que el tumor muera de inanición.

–Pero cada tumor es distinto, ¿se podría aplicar a todos con la misma efectividad?

–Es un principio general. En primera instancia se podría aplicar a todos los tumores pero una cosa es lo que funciona en los laboratorios y luego eso hay que probarlo en los pacientes. En el estudio de los pacientes se ha probado que eso ocurre en cáncer de mama, de colon, de riñón... En otros cánceres se está probando pero hay que esperar a los resultados finales de los estudios.

–El cáncer de mama es uno de los más extendidos en la sociedad. En 2007 desarrolló junto a un equipo de expertos un fármaco que retrasa la aparición de la metástasis al menos tres meses y sin efectos secundarios. Es un gran avance. ¿Sigue manteniendo su eficacia hoy en día?

–Sí. Eso es un estudio en el que demostramos que la aplicación de un determinado fármaco aumentaba el tiempo de control de la enfermedad. Eso se mantiene y se utiliza de forma rutinaria.

–Actualmente, ¿se están desarrollando otras líneas de investigación en cáncer de mama?

–En cáncer de mama vamos a empezar un ensayo con un fármaco llamado inhibidor PARP. Es una encima que ocurre en el 15 ó 20 por ciento de un tipo de tumor muy frecuente en mujeres muy jóvenes. Una patología que se llama triple negativo y se asocia al cáncer hereditario. Por lo tanto, ese fármaco en ese tipo de tumor concreto podría ser muy efectivo.

–¿El objetivo final sería poder sustituir con otras terapias la quimioterapia y radioterapia?

–Ése es el objetivo. Pero tendremos quince años de quimioterapia y radioterapia todavía. ¿Por qué? Porque estos fármacos si no es con quimioterapia o radioterapia no funcionan, tiene que estar combinados. Raramente funcionan solos. Entonces, lo que se pretende es reducir también esos efectos secundarios de las técnicas actuales, pero de momento no es el caso.

–Existen determinadas patologías oncológicas como la de piel a las que se aplican técnicas como la cirugía de Mohs, que supone la curación de un 98 por ciento de los casos, ¿por qué es tan difícil descubrir técnicas con la misma efectividad en otro tipo de tumores?

–Los cánceres de piel, carcinoma vasocelular y el escamoso, independiente del tipo de cirugía que se aplica, también se pueden tratar con radioterapia, y la inmensa mayoría se curan afortunadamente. La cirugía de Mohs lo que hace es que te garantiza que el margen del tumor verdaderamente esté libre y no deja ahí nada dentro. La gran ventana de la piel es que no hace metástasis y el gran problema del cáncer es que hace metástasis. Son complicados pero no porque sean complicados localmente. El problema del cáncer no es que la cirugía sea mejor o peor, que tiene que ser buena siempre porque entonces mal estamos. Sin embargo muchos, a pesar de una cirugía excelente, metastatizan e invaden otros órganos. Ese es el problema del cáncer. Por eso necesitamos nuevos fármacos contra nuevas dianas para matar esas metástasis.

–¿Cree que el estilo de vida –tabaquismo, sedentarismo y sobrepeso– es determinante a la ahora de aumentar el riesgo de cáncer?

–Influye muchísimo. El cáncer es una enfermedad ambiental, es decir, es una enfermedad genética en el sentido de que lo que se altera son los genes. Pero los estilos de vidas son fundamentales. Las dos causas aisladas únicas que producen cáncer son dos factores que se podrían evitar fácilmente y que disminuirían la incidencia de cáncer a la mitad. Si la gente no fumara y no tuviera sobrepeso, la incidencia de cáncer sería la mitad de la que hay. De hecho, las dos causas más importantes de cáncer son el hábito tabáquico y el sobrepeso.

-De hecho, hay determinados tipos de cáncer como el de tipo oral (amígdalas, cavidad oral) que se originan por el Virus del Papiloma Humano y uno de los principales factores se refieren a las enfermedades venéreas. Entonces, ¿los hábitos sexuales también influyen en la aparición de un cáncer?

–El virus del papiloma humano no sólo se relaciona con el cáncer de cérvix, también con el cáncer de canal anal y también con el de amígdalas y cavidad oral. Es una enfermedad sexual clara. Se ven muchos casos, no es tan frecuente como el de cáncer de mama, pero sí que hay numerosos casos, sobre rodo en personas jóvenes. Son conductas de riesgo, lo que ocurre es que el riesgo se paga en diferentes momentos. Si tienes sobrepeso el riesgo es al final de la vida, a partir de los 50 años, y en lo relacionado con lo vírico se da un poco antes.

-Entonces desde la SEOM se insistirán en campañas preventivas e informativas dirigidas a la sociedad española...

–Claro. Ahora mismo tenemos una página web y una televisión online, que emite videos educativos para explicar las conductas de riesgo para cualquier persona desde sus casos. No tanto los tratamientos.

-Además, en breve comenzará a funcionar en el hospital Clínico de la capital malagueña una Unidad de Consejos Genéticos, la primera en Málaga. ¿En qué consiste?

–Es una unidad de día para detección y asesoramiento de personas con cáncer hereditario. Un 5 ó 10 por ciento de los cánceres se transmite de padres a hijos. Por lo tanto, tenemos que darle los elementos de prevención necesarios para controlar la aparición del cáncer. Lo pondremos en marcha en el mes de noviembre.