Para la Oficina del Defensor del Ciudadano, el del corralón de las Dos Puertas, en la calle Curadero, 6, es un caso ´de libro´ de acoso inmobiliario y de hecho, es uno de los recogidos en el informe de 2008 ´El acoso inmobiliario. Una lucha desigual´.

La desigualdad la padecen los vecinos de este corralón centenario, en la calle Curadero, 6, en la Cruz del Molinillo, desde comienzos de 2001, cuando se hace cargo del edificio una empresa y solicita de inmediato la ruina.

El relato de los vecinos es de película de terror: "El propietario vino un día a las 12, no se me olvidará el mal rato, y nos dijo que teníamos que empacar las cosas y dejar la casa para la semana que viene", cuenta Encarna González, que lleva viviendo en el corralón desde su nacimiento hace 74 años.

Los vecinos cuentan además cómo una noche llegó un chatarrero, mandado por la propiedad, y comenzó a desmontar el techo. "El techo raso lo echó abajo y porque ya nos dimos cuenta los vecinos, si no nos hubiera echado abajo el tejado", cuenta Encarna.

Para Francisco Jesús Pendón, que lleva desde 1992 en este corralón del Molinillo, "el propietario quiere echarnos para sacar dinero al negocio".

De hecho, desde la llegada de esta empresa en 2001, los vecinos cuentan que son los encargados de mantener el corralón. "Nosotros lo arreglamos todo, si se rompe un grifo, si una cañería se atora, él sólo se encarga de venir y cobrar", destaca Francisco Jesús.

Mientras tanto, la propiedad ha continuado con su objetivo y aunque, según informa el Ayuntamiento, en 2002 la Gerencia de Urbanismo no declaró la ruina del edificio, este acuerdo fue recurrido en vía contenciosa administrativa, dando lugar a sentencia firme el 30 de noviembre de 2005, por el que se declaraba el estado de ruina. La Gerencia acató la sentencia en marzo de 2006. El propietario presentó en noviembre de 2006 una demanda en el juzgado para conseguir el desahucio de las 16 familias que quedan en el corralón y al Ayuntamiento no le consta aún resolución judicial.

Para el Defensor del Ciudadano, Francisco Gutiérrez, estamos ante un proceso que en Málaga se produce con demasiada frecuencia: "La propiedad no hace obras, el edificio se va deteriorando y el problema es el de siempre".

De cumplirse la sentencia, podría desaparecer además el único corralón de vecinos que queda en toda la zona y uno de los pocos centenarios que todavía se mantienen en pie en Málaga (en El Perchel se mantiene como testimonio arquitectónico el de Santa Sofía, mientras que los de La Trinidad son modernos, según señala la asociación de vecinos del barrio).

Por todo ello, Francisco Gutiérrez recalca la necesidad de proteger y recuperar el corralón de las Dos Puertas (con una puerta a la calle Curadero y la otra a Rosal Blanco). "Merece la pena, aunque sólo sea por la cultura el conservarlo", recalcó.

Por su parte el arquitecto malagueño Pablo Farfán, que restaura ´corralas´ en Madrid, visitó este corralón la semana pasada y comparó las cerca de 800 ´corralas´ que quedan en la capital con los pocos y ´acosados´ corralones que se mantienen en Málaga, sobreviviendo como pueden a los intereses inmobiliarios.

Los 74 años pasados por Encarna González en el corralón de las Dos Puertas dan para mucho. En su niñez sacaba agua del pozo con una jarrilla y lavaba la ropa en un lebrillo, mientras las 42 familias que entonces vivían en el corralón sólo tenían dos servicios públicos a su disposición.

"Aquí ha habido siempre muy buena unión entre los vecinos" y pone como ejemplo las recolectas de comida cuando alguno no tenía que comer. De momento, esta reliquia de la arquitectura popular está en manos del juez.