El destino, que lo convirtió en millonario, también le quitó una fama merecida, al quedar ensombrecido por la figura de su hija Marjorie Grice-Hutchinson, la famosa historiadora del pensamiento económico. Sólo en Churriana George William Grice-Hutchinson sigue siendo un personaje recordado y querido, bautizado por los churrianeros como ´el inglés del cruce´.

Su historia es digna de una película. Nuestro personaje nace en Aldershot, cerca de Londres, en 1877, hijo de quien luego sería un parlamentario británico. Con los años se convierte en abogado y se casa con Louise Eastwick, de ascendencia irlandesa, de cuya unión nacerá su hija Marjorie en 1909. El matrimonio tenía una preciosa casa en Worcester.

Como explica el escritor malagueño Leonardo Cervera, que conoció a Marjorie y pudo escuchar de su boca la historia del padre, "un buen día, sobre 1914 ó 1915, apareció por su oficina el joven Louis Zborowski, heredero de una inmensa fortuna en Estados Unidos pero que, al no haber cumplido 21 años, no podía disfrutar".

El abogado escuchó a este joven, acosado por los acreedores por deudas de juego, después de que intentara en vano ser atendido por otros profesionales del Derecho. George Grice-Hutchinson consiguió calmar a los deudores haciéndoles ver que, muy pronto, el alocado joven sería millonario.

Louis, agradecido, le pidió que se hiciera cargo de sus negocios. El británico aceptó tras firmar un contrato por el que, si el joven prescindía de sus servicios, Grice-Hutchinson recibiría una buena porción de su fortuna.

Y este hecho ocurrió pronto porque Louis Zborowski pasó a la historia del automovilismo como el diseñador de los potentes coches de carrera ´Chitty Bang Bang´, con motor de aviación, utilizados luego por Ian Fleming (el creador de 007) en su cuento infantil ´Chitty Chitty Bang Bang´, llevado al cine en 1968.

Zborowski moriría en el premio automovilístico de Monza en 1924 (su padre también falleció en una carrera de coches 20 años antes); así que Grice-Hutchinson pleiteó con la familia del millonario y consiguió una fortuna.

Dos años más tarde ya lo vemos en España, por motivos de salud, comprando a los Heredia la finca de San Julián, en Churriana. "Nunca llegó a divorciarse de su mujer irlandesa, pero vino con su secretaria, que se convirtió en la madrastras de Marjorie", explica Leonardo Cervera.

Y al conocer la realidad de Churriana, George ayudó mucho a las gentes de la barriada. "En términos prácticos donaba unas 12.000 pesetas al mes, un capital. Su ama de llaves tenía un censo de las familias más pobres y distribuía ese dinero", cuenta el escritor.

Además, puso en marcha un dispensario médico y se trajo un aparato de rayos X de Tánger. Pero su labor más importante fue montar un colegio para niñas. "Eran 32 niñas a las que enseñaban a leer, escribir, corte y confección", destaca Leonardo Cervera.

Como señala Jesús Manuel Castillo, investigador y organizador de los ciclos ´Churriana en la historia´, el último de ellos dedicado al ´inglés del cruce´ (en referencia al emplazamiento de su finca) "tú te sientas en Churriana con alguien de toda la vida y te puede llenar la conversación de parabienes sobre el inglés". Esto mismo es lo que pudo verse en el ciclo de charlas, celebrado entre octubre y noviembre de 2009, en el que participaron tanto Leonardo Cervera como Jesús Manuel Castillo. "En la conferencia que tuvimos una señora se levantó y dijo que estaba viva gracias a este hombre, que le salvó al conseguir que fuera operada de apendicitis", señala el escritor malagueño.

Amante de las plantas y de los animales (paseaba con un papagayo en el hombro) era capaz de pasar la noche en vela cuidando a un perro, de los muchos que recogía. "Y cuando celebraba su cumpleaños no invitaba a la gente bien de Málaga sino a las niñas de su colegio y a las familias pobres, para darles una buena merienda", dice Cervera. ´El inglés del cruce´ murió en 1959 dedicando parte de su vida a servir a los más necesitados.