El gasto de personal en los grandes municipios de la provincia se ha disparado en diez años. Tanto que esta partida se ha duplicado a la sombra del crecimiento económica experimentado desde el año 2000, en especial por el tirón de la construcción. Sin embargo, se ha secado de golpe esta fuente de ingresos para los ayuntamientos. Esto ha derivado en una indigestión presupuestaria en muchas localidades, que ahora tienen extensas plantillas de funcionarios y personal laboral que lastran la salud de las cuentas municipales.

No hay más que mirar los datos de las partidas presupuestarias de los quince principales ayuntamientos de la provincia para ver la diferencia desde el año 2000 al pasado ejercicio. Si hace diez años estos municipios dedicaban 300,55 millones de euros a sostener sus plantillas, el año pasado esta cifra ascendió a los 656,96 millones de euros, un 118,58% más.

¿Cuáles son las razones de este incremento? Las respuestas hay que buscarlas en algunos municipios de la Costa, que han vivido un espectacular crecimiento demográfico en estos años, lo que se ha traducido en la necesidad de más policias, personal de limpieza, jardinería o para atender infraestructuras municipales de distinto tipo.

Pero también hay otras razones más oscuras. Quizá el ejemplo negativo más claro sea Marbella. La etapa de Jesús Gil al frente del municipio pesa como una losa en sus cuentas. Tiene a su cargo 2.215 trabajadores, entre funcionarios y personal laboral. Eso son casi 1.000 personas más que en el año 2000 y cuatro veces más de gasto presupuestario.

El incremento se apreció a partir del año 2002, cuando el ayuntamiento gilista empezó a convocar macrooposiciones para el municipio, sobredimensionando la plantilla y logrando además un importante granero de votos. La herencia de esos excesos se cuantifica en los 143 millones de euros que tiene que consignar en el presupuesto municipal para hacer frente a los sueldos del funcionariado. Una cifra que se ´come´ el 65,4% del total disponible para este consistorio.

La mayoría de los grandes municipios de la provincia no tienen el problema tan acusado. El peso del capítulo de personal en el presupuesto global suele rondar entre el 30% y el 45%, cifras que se mantienen dentro de lo aceptable.

Menores subidas. Pero si Marbella es el ejemplo negativo, los casos de Torrox y Málaga aportan el contrapunto positivo. La localidad axárquica es, además, la única que ha reducido su personal en esta década, pasando de los 154 trabajadores del año 2000 a los 124 de los que dispone este año, al eliminar 30 puestos de personal laboral. Eso ha tenido un efecto positivo en las cuentas, con un incremento moderado de la masa salarial del ayuntamiento, que ha subido un 69,49% en esta década, la más baja, con diferencia, de las quince localidades estudiadas.

Málaga capital, pese a tener la plantilla municipal más importante de la provincia, con 3.386 trabajadores, ha mantenido también una política de contención, aumentando la plantilla sólo un 13,3% desde el año 2000 y la masa salarial en un 82,64%, la segunda menor subida.

Estas dos localidades, junto a Archidona, Torremolinos y Rincón de la Victoria, son las únicas que no han duplicado la masa salarial de sus plantillas municipales en estos diez años.