"Se hace justicia al indudable peso y solera del aeropuerto de Málaga". Con estas palabras inauguraba el Rey Juan Carlos la nueva Terminal 3 del aeropuerto malagueño Pablo Ruiz Picasso, y la verdad es que no se equivocaba el monarca.

La revolución que en los últimos años está experimentando el conjunto de infraestructuras de Málaga vivió la pasada semana un espaldarazo sin paliativos, y es que la importancia de la inauguración de la T-3, la nueva terminal que introduce de lleno el aeropuerto en el mapa de los más modernos de Europa, va en consonancia con su importante volumen de tráfico, el cuarto de España con 11,6 millones de pasajeros en 2009, y uno de los que ofrece mayores expectativas de crecimiento.

La nueva T-3 ha sido diseñada por el arquitecto canadiense Bruce Fairbanks, el cual comenta que ha incorporado sistemas de ahorro y eficiencia energética en el proyecto, tema tan de moda en nuestros días. Cada vez se habla más de arquitectura bioclimática y sostenible. Desde este espacio nos decantamos simplemente por la "buena arquitectura", puesto que todas las arquitecturas deberían ser sostenibles y eficientes de por sí, y no como valor añadido, pero eso es arena de otro costal.

La verdad es que, viendo las generosas fachadas de vidrio (a pesar de las pequeñas lamas) y teniendo en cuenta el clima de la zona, mucho nos tememos que el consumo energético del edificio podría dejar en evidencia a más de uno, pero dada la importancia de la inauguración, preferimos pasar por alto ese tipo de ´temas´, que ya trataremos con más detenimiento en entradas futuras.

El nuevo edificio terminal queda situado como continuación del existente por su fachada norte. Con este diseño, se consigue integrar los tres Terminales bajo la concepción de Terminal único para que los usuarios puedan realizar un tránsito sencillo y más funcional.

Si tuviésemos que coger un vuelo en la nueva T-3, seguiríamos una secuencia que nos haría recorrer gran parte de la nueva terminal, empezando por el intercambiador de transportes.

Dicho edificio comunica la nueva terminal T3, la estación de autobuses, el acceso peatonal a los aparcamientos P1 y P2 y, próximamente, la estación de Cercanías de RENFE. Este nudo de comunicaciones es una pieza clave del éxito del futuro aeropuerto, ya que facilita la conexión de diferentes modos de transporte y fomenta la movilidad global y, por tanto, el crecimiento del aeropuerto.

Continuaríamos con el acceso al nuevo procesador, edificio destinado a albergar la nueva sala de facturación, de 20.000 metros cuadrados, y la sala de recogida de equipajes. Dicho edificio se estructura en dos niveles, el de salidas, con 86 nuevos mostradores (2 de ellos para equipajes especiales) distribuidos en dos áreas y 15 máquinas de autofacturación, y el de llegadas, el cual contará con 12 plataformas de recogida de equipaje, o hipódromos.

Por último, pasaríamos al nuevo dique D, o módulo de embarque, el cual cuenta con una anchura de 34 metros y unos 240 metros de largo. Las 20 puertas de embarque del dique permitirán acceder a las aeronaves mediante pasarelas telescópicas (12) o en remoto (8).

La T-3 es la pieza angular del Plan Málaga, un ambicioso proyecto de transformación del aeropuerto, del cual la nueva terminal representa un 25%. Y es que el programa se completa con la construcción de dos nuevos accesos, el sur, desde la autovía A-7 y el norte, desde la hiperronda, y la segunda pista de aterrizaje y despegue de aviones, de 3.090 metros, que está previsto entre en funcionamiento el año que viene.

Ante un acontecimiento de tal calibre, Málaga está de enhorabuena.