Relata una circunstancia vivida en Nueva York que delata su filosofía de trabajo. "Fuimos a N.Y. un grupo de ejecutivos de la Alstom. Al llegar al aeropuerto JFK. nos montamos todos en el autobús que nos trasladaría a Manhattan y en el camino se averió en medio de una autopista de enorme tráfico y nos tuvimos que bajar todos los directivos a empujar para apartar el vehículo, entre ellos el presidente de Alstom en Europa que al vernos nos dijo: "Es la primera vez que veo a todos mis directivos empujar en la misma dirección".

El incidente y la frase se le quedó marcado a Miguel Ruiz que desde entonces lo utiliza como lema y bandera de su actividad empresarial. Esa bandera es la que, afirma, ha permitido el éxito en la Empresa Municipal de Transportes y que ésta sea una sociedad ejemplar ahora que cumple 60 años. "Esa filosofía de ir todos juntos y de no olvidar nunca que estamos al servicio de los ciudadanos que son los que pagan nuestras nóminas, es la que nos ha hecho mejorar durante estos 60 años y la que nos permitirá cumplir otros sesenta si seguimos prestando un buen servicio".

Se curtió en una de las primeras empresas internacionales en temas de transporte ferroviario, la francesa Alstom. Trabajó en París, en México, en Buenos Aires, en Shanghai, en Sudáfrica y en Nueva York, entre otras ciudades. Gracias a su magnífico currículum la Junta de Andalucía lo llama en 1996 para montar y dirigir el Centro de Transportes de Mercancías (CTM) "y dije que sí de momento, pues mi mujer quería volver a Málaga y además la vida de ejecutivo pasa factura con sus continuos viajes y cambios".

Durante seis años puso en marcha y gestionó el CTM hasta que el alcalde de Málaga lo llamó para sustituir a Rafael Fernández Barrera que se jubilaba al frente de la EMT. La empresa se había creado en 1983 heredando el Servicio Municipal de Transportes Urbanos. Su primera tarea fue ir absorbiendo todas las pequeñas empresas privadas que se dedicaban a gestionar las distintas líneas que iban a las barriadas. La EMT unificó en su seno a todas ellas, las mejoró, las amplió, comenzó a incorporar autobuses cómodos y prácticos, introduciendo incluso el aire acondicionado y creando una plantilla de trabajadores bien formada. Al frente de todo ese trabajo inicial de formación, primeros pasos y consolidación de la EMT estuvo Rafael Fernández Barrera, que condujo con mano profesional sus primeros 20 años .

Ahora que la empresa, heredera de la antigua Sociedad Municipal de Transportes Urbanos, cumple 60 años, bueno es recordar el trabajo de su anterior responsable.

Miguel Ruiz lo admite al señalar a Rafael Fernández como el "artífice que hizo posible la EMT que ahora tenemos gracias su trabajo de unificación y gestión empresarial".

Si cuando la Junta lo llamó para crear el CTM lo consultó con su mujer, "cuando el alcalde me llamó para la EMT ni consulte ni nada, lo acepté sin más".

Fue en 2002, desde entonces su tarea al frente de la EMT ha sido la modernización de las tareas de gestión y extender a todo el personal la idea de que es una empresa pública al servicio de los ciudadanos.

Por eso no duda en asegurar que su sello al frente de la EMT ha sido trasladar a la plantilla la mentalidad de servicio. "Desde el principio quise que se desterrase del vocabulario la palabra usuarios y que los llamásemos clientes, los que nos pagan la nómina y a los que debemos ofrecer lo mejor de nuestras profesionalidad".

Su llegada a la EMT coincide casi a la par con el nacimiento de su gusanillo literario. Lector "voraz" desde joven, que le permitió alimentar su poso narrativo, sumó a ello las experiencias y vicisitudes acumuladas en sus viajes profesionales para dar forma a una pasión literaria que se manifestó en su primer libro ´La tumba de Colon´, un éxito literario con miles de ejemplares vendidos y traducido a catorce idiomas. Luego vino ´El papa mago´ y ahora da forma a su tercera novela con la que lleva tres años trabajando y con el escenario de Haití de fondo, donde la aventura y le misterio vuelven a fundirse. Estará a finales de este año. Pero aquí también Ruiz lo tiene claro: "Mi profesión me sigue gustando, no me planteo dedicarse sólo a la literatura, al menos de momento".