Las paredes de un edificio esconden conspiraciones, secretos, victorias, decepciones, sufrimientos, fracasos, alegrías. Son los testigos mudos del devenir de la vida y van ligados a las experiencias de las personas, a sus sentimientos o a su trayectoria, hasta tal punto que un lugar puede hacer rememorar infinidad de hechos pasados.

Incluso una calle puede estar relacionada e identificada con una actividad, una empresa o un partido político. Es el caso de Salvago. Mencionar su nombre es hablar del Partido Popular y de la evolución de esta formación y de su historia en la provincia. Fue en el año 1994 cuando un recién elegido presidente provincial, Manuel Atencia, con su segundo de a bordo, Joaquín Ramírez, deciden alquilar en la tercera planta del número 3 de esta calle una oficina como sede.

Han pasado más de 16 años y los recuerdos se agolpan entre el cemento y el hormigón. Los protagonistas de estos acontecimientos relatan sus vivencias. Es la historia del PP ligada de forma inherente a la que hasta ahora ha sido su sede. Pronto dejará de serlo. Los populares se mudan al número 26 de la avenida de Andalucía y abandonan el edificio de la ´suerte´, donde este partido inició su "despegue definitivo y comenzó a acumular victorias", rememoran. En cualquier caso Salvago siempre será sinónimo de PP. Comienza la historia.

Corría 1993 cuando a finales de octubre el PP celebró tras la existencia de diversas gestoras un congreso provincial del que resultó presidente con un amplio respaldo y mayoría Manuel Atencia y que dio estabilidad a la formación. Joaquín Ramírez su inseparable compañero de fatigas ostentó la secretaría general.

Una de las primeras decisiones fue el cambio de sede. "La que teníamos en la calle Císter era insuficiente y en febrero o marzo del año 94 ya estábamos en Salvago", recuerda Atencia. "Aquel congreso provincial significó el inicio de una etapa de estabilidad, de renovación y también de éxito electoral", dice. Con Salvago llegó la victoria y el triunfo. Así lo relata también la persona que sin duda más ha estado ligada a esta sede, el que fuera posteriormente presidente provincial, Joaquín Ramírez, que permaneció al frente de la formación desde el año 2000 hasta 2008.

El primer hito que ambos resaltan es sin duda la victoria en las elecciones autonómicas de 1994. Fue llegar y besar el santo. "Nos fuimos a Salvago y vivimos la primera victoria de un partido de centro-derecha en la provincia de Málaga. También era la primera vez de la historia que se ganaba en Málaga capital", señala Ramírez. "Casi no nos lo creíamos y nos hartamos de decir que éramos la primera fuerza política", recuerda. "Hubo una copa después de las elecciones, en la misma calle Salvago. La calle estaba llena. Recuerdo que al final del día, delante del futuro Museo Thyssen subido encima de un coche le hablé a la gente", confirma Atencia. "En 16 años allí se ha visto de todo. Vinieron los grandes éxitos políticos de las municipales del 95, las generales del 96 y el resto de las municipales, así como los resultados de 2004", dice. Para Atencia, Salvago está identificada con una etapa de "estabilidad", con la renovación del PP y con "muchas horas de trabajo".

Ramírez destaca la evolución y peso que ha cobrado la formación en estos años. "Cuando llegamos a la sede teníamos una militancia exigua con 8.000 personas y cuando me marché estábamos bordeando los 30.000". Salvago ha formado parte de los textos de los columnistas de esta ciudad. "Se llega a convertir por derecho propio en PP, es como Génova 13 en Madrid. Ahí empezaron los éxitos. No voy a creer en la suerte caprichosa porque se ha trabajado mucho allí", comenta. El actual presidente, Elías Bendodo, no ha conocido otra sede. El motivo de esta nueva mudanza es precisamente que el espacio se ha quedado pequeño otra vez, a pesar de que esa primera oficina de la tercera planta se amplió con el piso contiguo. "Ahí he vivido magníficos momentos, Mi nacimiento en política. Siempre será mi referente. En Salvago se han escrito las mejores páginas del PP de Málaga", dice.

"Anécdotas muchísimas", dice Ramírez. "Recuerdo un día haciendo campaña municipal, en 2003, recorriendo toda la provincia en el que ya íbamos como autómatas ya que cada día hacíamos muchos kilómetros. Eran las nueve menos cuarto de la mañana y estábamos llegando a Estepona. Íbamos Juan Ramón Casero, Fernando Leguina y yo. En ese momento Pablo Antón era el coordinador adjunto de campaña. Estábamos medio dormidos porque habíamos llegado a la una y pico de la madrugada de Ronda. Todos callados y de repente Casero con ese humor británico que le caracteriza llama a Antón a la sede y le dice: ´Pablo, soy Juan Ramón, que vamos en el coche llegando a Estepona y Estepona no está, a ver qué clase de acto y de campaña estás montando´. Evidentemente se rompió el silencio y Juan Ramón seguía diciendo que Estepona no está. Te paso a Fernando. Y Fernando rápidamente dijo: ´Que sí que sí Pablo, que Estepona no está´". Y desapareció el cansancio y la tensión. Los tres presidentes del PP que han pasado por Salvago Atencia, Ramírez y Bendodo recuerdan dos duros momentos. Uno de ellos fue el secuestro y posterior asesinato de Miguel Ángel Blanco. "No se me olvida. Estaba en Nuevas Generaciones y recuerdo que dormimos en el suelo en la sede. Estuvimos todos allí esperando", rememora Bendodo. "Aquello fue interminable, se vivió intensamente. Aquel día fue muy significativo", dice Atencia. "Fue un momento muy amargo en Salvago", apostilla Ramírez. Otro episodio duro fue el asesinato del edil José María Martín Carpena.

Tampoco han faltado las curiosidades como la protesta que protagonizaron los bomberos de Torremolinos en plena campaña electoral. Literalmente invadieron la sede. La actividad "frenética" de esos días tuvo que realizarse con los bomberos en el suelo de Salvago.

Jefes de prensa, reuniones, organización de eventos, prisas, reflexión, discusiones... De 8.000 militantes a los 33.000 actuales. Finaliza una etapa para el PP de Málaga. Las banderolas, los folletos, los cuadros, los documentos, los ordenadores, los recuerdos... todo quedará empaquetado. La actividad, el tumulto, el ruido del teléfono y el tecleo en los ordenadores dan paso a un silencio sordo y a la oscuridad. Salvago se llena de polvo y fiel a sus principios permanece en silencio con sus secretos a buen recaudo. Hasta siempre. Salvago queda atrás en la historia del PP, pero no cae en el olvido. Buena suerte.