Andalucía contaba con 14 cajas de ahorro a inicios de los años 90, en 1995 quedaban sólo seis y ahora mismo, mayo de 2010, el escenario se encamina a tres: Cajasol por un lado, Caja Granada por otro, y como tercera pata, la prevista fusión de Cajasur y Unicaja, que viene de absorber previamente a la diminuta Caja de Jaén. Pero el proceso de concentración andaluz parece que va a detenerse en ese punto, dejando sin culminar lo que para la Junta de Andalucía fue durante un tiempo –se habló del tema hasta inicios de 2009, poco hasta poco antes de la marcha de Manuel Chaves a Madrid– un objeto de deseo casi imposible, la creación de una caja única regional con suficiente dimensión para competir en proyectos y expansión con las grandes del país. No en vano, la unión de las andaluzas daría una suma de activos totales, a enero de 2010, de unos 96.200 millones de euros. Este volumen la hubiera situado en tercer lugar del ranking de cajas, sólo por detrás de los 252.700 millones de La Caixa y los 189.000 de Cajamadrid, y por delante de los 80.605 de Bancaja.

Esa meta tuvo que desecharse hace ya tiempo, transmutada con el actual presidente andaluz, José Antonio Griñán, hacia objetivos más templados que pasan por tratar de cajas con la mayor dimensión y solvencia posible, abriendo las puertas a las fusiones interregionales pero siempre con la condición ´sine qua non´ de que la identidad de la resultante siga siendo andaluza. O, lo que es lo mismo, que en cualquier proceso que se abra, sea la caja andaluza la que pesque fuera al ´pez chico´.

Otra clave, sin su duda, es el cambio de ciclo económico. Todos los planteamientos y debates de caja única se hicieron al amparo de un ciclo económico expansivo, en una época de ´vacas gordas´ en las cuentas de resultados y planes ambiciosos. La crisis ha cambiado radicalmente el escenario. Muchos hace sólo tres años se mostrarían incrédulos ante el actual panorama de las 45 cajas españolas, con casi todas las entidades buscando desesperadamente ´pareja de baile´ para ganar dimensión, músculo y solvencia, y capear mejor el temporal.

Dentro de los actuales procesos en marcha, la futura Unicajasur llegará a unos 52.000 millones mientras que la proyectada fusión interregional de Cajasol con Caja Guadalajara apenas superará los 30.000. En los últimos tiempos también se ha hablado de un coqueteo de Caja Granada con Caja Cantabria, Cajastur, Caja Murcia, Caixa Baleares y Caja Extremadura. Sí, rondaría una cifra muy importante, los 80.000 millones, pero en una caja donde el elemento andaluz quedaría totalmente diluido, lo que lo aparca de la estrategia antes mencionada.

En todo caso, las últimas declaraciones de los responsables de la Junta parecen, aparentemente, quitar hierro al asunto de las cajas. Griñán ha reiterado en los últimos días que no será su ejecutivo el que "ponga barreras nacionalistas que terminen luego sofocando la posibilidad de pervivencia de cajas de ahorros". La consejera de la Presidencia y portavoz del Gobierno andaluz, Mar Moreno, añade que alcanzar la caja única "no tiene por qué ser necesario ni obligatorio" recordando que una entidad líder como La Caixa no es tampoco la única de Cataluña.

Fuentes sindicales añadieron que "se respeta a los órganos de gobierno de las entidades y se respeta su autonomía en la decisiones sobre su presente y futuro", con una apuesta por un sistema de cajas" fuerte y solvente", donde las fusiones sirvan para "fortalecer el mercado financiero andaluz y potenciar el liderazgo económico de Andalucía". ¿Se descarta para siempre la caja única? "No tiene por qué, aunque está claro que los tiempos ahora mismo son otros".

Por parte del Partido Popular, su secretario general en Málaga, Francisco Salado, muestra su satisfacción por el proceso de fusión entre Unicaja y Cajasur y recuerda que ellos siempre apoyarán las operaciones que respondan a criterios económicos en beneficio de las cajas. Salado cree que la Junta debe enterrar para siempre la idea de la caja única y se muestra "poco amigo de los monopolios", entendiendo que en Andalucía, la situación ideal son "dos o tres cajas fuertes y solventes, que puedan cumplir su función social al margen de los políticos".

Intento frustrado. Al margen de estas consideraciones, lo que muchos piensan es que en Andalucía ha sido imposible evitar los recelos y suspicacias en torno a qué provincia se llevaría el protagonismo de la caja única y se quedaría con la sede. Cajasol y Unicaja son el fiel reflejo del ámbito de influencia económica de Sevilla y Málaga, respectivamente, y siguen marcando dos claros ejes en Andalucía occidental y oriental.

El decano del Colegio de Economistas de Málaga, Juan Carlos Robles, es de los que celebra que el proyecto de caja única haya quedado aparcado. "Al margen de los tamaños y de si las cajas eran todas andaluzas o no, yo no soy partidario de una sola caja para un territorio. Mejor dos, para evitar la hegemonía. Aunque esa entidad única tuviera la competencia de cajas de fuera y de bancos", apunta. A su juicio, el verdadero problema de las cajas es que están dirigidas "por políticos, y no por economistas", lo que propicia que sean los intereses partidistas los que se hayan impuesto en ocasiones para propiciar o vetar fusiones. "Un ejemplo fue cuando a Unicaja se la embarcó para que salvara Caja Castilla La Mancha, una verdadera barbaridad que, por fortuna, no salió", asegura.

Respecto al tema de la pugna por la sede, Robles reconoció que albergar o no los servicios centrales es un asunto "más estético que práctico", aunque reconoció que para la ciudadanía de Sevilla, Málaga o cualquier otra ciudad –caso de Córdoba por la fusión con Unicaja– es "muy duro" tener la sensación de perder "su" caja.

Crédito y competencia. En octubre de 2008, cuando el debate volvió a estar en ebullición, se formó una gran polémica después de que el alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, diera por sentado que, si había caja única, la sede estaría allí. La clase política y empresarial malagueña –también el propio PSOE provincial– mostró su rechazo a estas declaraciones, recordando que si Málaga es el motor económico de Andalucía y alberga a la caja líder, Unicaja, caía por su peso que tendría que ser la sede.

El vicepresidente ejecutivo de la Confederación de Empresarios de Málaga (CEM), Javier González de Lara, sostiene que el objetivo de las cajas debe ser ahora garantizar su "solvencia y credibilidad", sin entrar en debates que despisten. "Hoy por hoy, la caja única no es el debate. Tanto Unicaja como Cajasol van a tener su espacio en Andalucía. De lo que se trata es de asegurar la viabilidad, de que las fusiones se hagan por criterios económicos y no políticos y de que las cajas se puedan dedicar a su función primordial, que es dar créditos", comenta. De Lara sí celebra que, en toda esta evolución, Málaga se asegure el seguir siendo la sede de la caja más importante de Andalucía. "Es una cuestión de autoestima. Málaga no es capital política, pero somos el centro económico de la región".

Desde el punto de vista del cliente, el presidente de la Unión de Consumidores de España (UCE) en Málaga, Jesús María Burgos, afirma que lo esencial, más allá de una o varias cajas, es que las entidades garanticen su solidez en un entorno muy convulso que ya se ha cobrado víctimas en otras comunidades "Las cajas deben ser motores de desarrollo y de riqueza para Andalucía y deben asumir su compromiso, llegando a donde los bancos no llegan. Eso precisa de una fortaleza que sólo puede adquirirse mediante fusiones y más músculo", opina.

Burgos cree, en todo caso, que en el sector hay suficientes actores como para no temer por una merma de la competencia. En clave territorial, el portavoz de los consumidores cree, eso sí, que Málaga debe seguir siendo la sede de cualquier fusión en la que entre Unicaja, ahora y en el futuro.

CECA. De esa órbita de rivalidad entre Sevilla y Málaga ha querido escapar siempre y a toda costa la General de Granada, un ´verso suelto´ que veía en ese proceso la pérdida de su arraigo con la provincia granadina. De igual forma ha pensado siempre Cajasur con relación a Córdoba, aunque en este caso, la endeble situación económica de esta entidad por su sobreexposición al segmento inmobiliario –perdió 596 millones en 2009–, la han obligado a aceptar la fusión con Unicaja. El año pasado, cuando su posición empezaba a ser desesperada, intentó por su cuenta una fusión de emergencia con Caja Murcia, frustrada entre otras cosas porque no contó con el apoyo político de la Junta.

La Confederación de Cajas de Ahorro (CECA) también se ha manifestado habitualmente en contra de la injerencia política a la hora de tomar unas decisiones tan delicadas como las fusiones. "Esas fusiones terminan reventando o son de una digestión muy lenta", afirmaba el anterior presidente, Juan Ramón Quintás, que también defendía las fusiones interregionales sin necesidad de apostar por cajas campeones circunscritas a cada autonomía. Lo que está por ver es la línea que toma el flamante nuevo presidente de CECA, el también presidente de La Caixa, Isidro Fainé.