Más de medio centenar de hectáreas, 15 científicos que en breve pasarán a ser el doble, con la participación de la Universidad de Málaga en la creación de un nuevo instituto catalogado como mixto, para generar nuevas líneas de investigación y reforzar las existentes ya. Es la finca experimental La Mayora, un auténtico banco de semillas dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación, donde hasta la genética juega un papel fundamental para quienes hacen posible esta especie de ´CSI´ que puede acabar con plagas o conseguir mejores hortalizas o producciones subtropicales.

El director de este inmenso laboratorio dedicado a la investigación agraria dentro del CSIC, Enrique Moriones, agrega que la finca se halla en un momento histórico. La preparación de actividades para conmemorar el medio siglo de vida de La Mayora, que se cumple en mayo del próximo año, no ha podido tener un mejor anticipo: ese convenio con la UMA, al que se une otra línea de colaboración con la Diputación de Málaga. "Hace ahora casi medio siglo nació este proyecto, como fruto de la colaboración hispano alemana. Se fijaron en esta zona los responsables del mismo para promover iniciativas innovadoras en el campo de la agricultura, por las excepcionales condiciones agroclimáticas del lugar. En su momento se producían aquí las primeras fresas de España".

En efecto, como recuerdan algunos de los trabajadores más veteranos de la finca, la fresa se extendió por toda la zona, Algarrobo y Torrox principalmente. "Era una fresa muy dulce y pequeña, autóctona. Pero luego empezó a competir con fuerza Huelva, con su fresón, menos sabroso pero con más producción en kilos y aquí, como alternativa a la caña de azúcar, también tropical, empezaron a extenderse los invernaderos extratempranos, con multitud de hortalizas, y después los subtropicales que también entraron desde La Mayora, de una forma experimental". Miguel Pérez recuerda, ya jubilado, tiempos de cambios: "El adiós a la caña de azúcar preocupaba mucho, pero lo cierto es que vinieron tiempos aún mejores para el campo".

80 personas en plantilla. Moriones argumenta que desde el principio la finca estuvo muy involucrada en la comercialización, de manera que actuase como verdadero motor económico para su entorno. De poco servían investigaciones que no tuviesen su reflejo en mejores cosechas, justo en la zona donde se investigaban miles de semillas traídas desde todos los rincones del planeta, desde las zonas más cálidas a las más difíciles, en cuanto al carácter geológico del suelo.

Los primeros productos subtropicales dieron paso a la proliferación en la Axarquía, así como en la costa granadina, de explotaciones agrarias dedicadas al aguacate y en los últimos años, al mango. "Aquí se formaban además a los técnicos que vigilarían por el buen desarrollo de las especies recién implantadas. El papel de La Mayora siempre ha sido muy importante, porque ha habido una perfecta integración con el sector productivo. No obstante, también hay una parte no visible desde el punto de vista científico, porque en la finca trabajamos actualmente unas 80 personas, que somos en realidad 100 si incluimos al personal eventual".

A cualquier hora del día, en una jornada cualquiera de la semana, el tránsito, además, de becarios y visitantes es continuo, porque llegan personas de otras instituciones a la búsqueda de nuevos avances o técnicas. Científicos de casi toda Europa, pero también de países latinoamericanos, como Brasil, Perú, Cuba, Venezuela, Cuba, Costa Rica o Ecuador, o de regiones del Norte de África y del resto del arco mediterráneo. "Incluso empiezan a venir investigadores de países del sudeste asiático, por las especies subtropicales que acumulamos aquí, tanto en semilla como en producción experimental", indica una becaria de origen brasileño.

Enrique Moriones, al analizar qué atrae a tanto especialista, nos recuerda que en La Mayora se avanza en técnicas pioneras en el resto del planeta: "Estamos analizando aquí en La Mayora, entre otros muchos aspectos, el cambio climático, con la adaptación de las especies frutales y hortofrutícolas y su comportamiento ante nuevas epidemias".

Unos virus que encima están favorecidos por "la globalización". A juicio del director de la finca, el tránsito internacional de personas tan rápido, con esa conexión tan frecuente entre países, es ideal para esas epidemias. "Supone el ingreso en las zonas de cultivo de nuevas amenazas, de insectos que se dispersan fácilmente y se adaptan". Se investigan ´intrusos´ nunca vistos hasta el momento en estas latitudes: "Ahora nos preocupa una mosca blanca, que se ha introducido en todo el arco mediterráneo y que es muy eficaz en la introducción de los virus vegetales en agricultura. Y también convive en la Axarquía un ácaro que se ha extendido mucho entre los aguacates. No ha sido tan grave como pudiera ser, pero no bajamos la guardia".

Colaboración directa. Los proyectos que se desarrollan en la finca generan resultados que se transfieren directamente al sector empresarial, mediante patentes y registro de variedades hortícolas, mientras que otros análisis quedan publicados, para conocimiento internacional, en revistas científicas especializadas, o bien presentados como comunicación en congresos científicos nacionales e internacionales.

La colaboración directa con el agricultor también es interesante. En el caso de las plagas reseñadas, se investiga tanto en la búsqueda de estrategias que aumenten la resistencia de las plantas a los virus, como en la acción para "repeler" a esos enemigos de las especies agrícolas. Unos resultados que encima se verán favorecidos desde este año por esa subida de la "masa crítica de investigadores", de 15 a 30 científicos, y la consolidación de La Mayora en el ámbito internacional.