El último golpe contra el crimen organizado en la Costa del Sol se ha cebado contra uno de los principales brazos de la mafia irlandesa, una de las más poderosas y temidas por las policías europeas. Las 31 personas detenidas en la operación «Shovel» son investigadas por delitos que podrían tener ramificaciones por diversos puntos del planeta. Pero la policía no sólo se enfrenta al trabajo que supone estudiar todo lo intervenido, ahora se suma el análisis de las armas incautadas y la comprobación por si alguna ha sido utilizada en los crímenes cometidos en la Costa del Sol en los últimos años. Los investigadores ya anunciaban sus sospechas sobre la posible implicación de la red en un tiroteo que se produjo el 4 febrero de 2008 en Estepona.

Paddy Doyle, un joven irlandés de 28 años, murió después de recibir cuatro disparos a plena luz del día. Tenía antecedentes por narcotráfico y otros delitos graves en su país. Todo apuntaba a un ajuste de cuentas y un día después la Policía Nacional conseguía desmantelar una red que suministraba cocaína a Irlanda e incautaba 115 kilos de esta sustancia. Seis británicos y un irlandés fueron detenidos en la operación.

Días antes, otro irlandés perdió la vida en Benalmádena. Richard Keog, de 30 años, recibió ocho balazos en un ataque en el que al menos participaron tres personas. Poco después se supo que Keog estaba relacionado con el narcotráfico y que se refugió en la Costa del Sol a finales de 2007 después de recibir dos disparos en la puerta de su domicilio en su país. La prensa irlandesa lo consideraba como una pieza clave del narcotráfico internacional, sobre todo en España y Sudamérica, y como un objetivo prioritario para la Garda irlandesa.

Más suerte tuvo Peter Mitchel en agosto de 2008. Este irlandés de 39 años, con un pasado oscuro vinculado al tráfico de drogas, salvó la vida después de que le alcanzaran tres balas. Un hombre con el rostro cubierto por un pasamontañas entró en una terraza de Marbella para acabar con su vida sin éxito. Días después, dos ciudadanos británicos resultaron heridos de bala en un lujoso local de Marbella.

Todos estos crímenes siguen la misma línea. Drogas e implacables ajustes de cuentas. De ahí que un alto mando de la Policía Nacional asegurara a este periódico que la mafia irlandesa es una de las más temidas. «Son muy disciplinados y el que no cumple suele pagarlo. El matarile irlandés», comentó el agente.