La crisis económica ha propiciado una situación paradójica en Málaga. El nivel de obra pública que sale a concurso es el más bajo de los últimos años pero, a la vez, son más empresas que nunca las que concurren a los concursos, debido a que la situación de la obra privada residencial está bajo mínimos. Sólo en el primer trimestre de 2010, el nivel de licitación ha caído casi un 79%, bajando de 494 millones de euros a sólo 104,9. El Estado, con 13,9 millones sacados a concurso redujo su aportación un casi un 87%; la Junta, que licitó 21,2 millones, rebajó en un 81,6%, y los ayuntamientos, con 69,7 millones licitados, cayeron un 66,6%. El rotundo bajón coincide con la avalancha de empresas interesadas en los concursos públicos, sobre los de la obras de los ayuntamientos correspondientes a los planes FEIL. Si hasta finales de 2007, la media de empresas que se presentaban a un concurso era de entre 15 y 20, en la actualidad, la lista de interesadas se ha duplicado e incluso triplicado, con casos de obras a licitación que reciben hasta 60 y 70 ofertas, según confirma la Asociación de Constructoras y Promotoras (ACP) de Málaga. Tanta confluencia juega, lógicamente, a favor de las administraciones públicas, que logran ofertas con rebajas de hasta el 30% sobre el precio inicial licitado.

La patronal de los constructores malagueños afirma recibir todos los días en sus oficinas peticiones de pequeñas y medianas empresas interesadas en iniciar los trámites ante el Ministerio de Economía y Hacienda para recibir la necesaria calificación de contratista con la que poder acceder a los concursos públicos. El proceso puede llevarse unos seis meses y es algo complejo, ya que la calificación se rige además por diversas áreas como la de obras hidráulicas o edificación, por lo que cada empresa debe hilar muy fino para demarcar sus intereses y optar a una u otra.

Si hace unos años la lista de contratistas en Málaga estaba compuesta por apenas unas decenas de firmas especializadas, ahora se contabilizan 238 en la provincia, y el número crece semana a semana, con lo que para 2011 podría haber casi 50 más, con una subida del 20%. «Aunque la obra pública no salga muy rentable, no hay alternativa ante la caída de la actividad residencial», reconoce la ACP.

Un ejemplo ilustrativo, de los muchos que hay, se ha producido esta semana en Nerja. La junta de gobierno ha adjudicado, de forma definitiva, la restauración del Acueducto del Águila a la empresa Hermanos Campano SL. El concejal de Turismo, José Miguel García, explica que el precio de licitación era de 747.525 euros y al final se ha adjudicado en 513.515, con un ahorro de casi el 30%. El Ayuntamiento de Marbella es otro de los que reconoce un incremento «considerable» de ofertas en los concursos, señala el portavoz municipal, Félix Romero. Las reformas de los tramos del paseo marítimo han contado con una media de 20 licitadores por concurso, y más aún la construcción de la segunda piscina pública de la localidad. Es la tónica general en la provincia. Todos buscan desesperadamente quedarse con las obras, y para ello presentan ofertas a la baja sobre el precio de salida.

El sector constructor, sin embargo, advierte de que el exceso de interés municipal por ahorrar puede ser contraproducente y llevar a aceptar rebajas «temerarias», que luego la empresa, incapaz de cumplir, tratar de repercutir en los consistorios a base de modificados de obra y otros elementos.

Caída de la licitación en Málaga

Si 2008 y 2009 en la provincia se han mantenido en el entorno de los 1.000 millones de euros de licitación pública -el mínimo que los empresarios consideran necesario para que la provincia genere sus habituales 30.000 empleos directos en este segmento-, el primer trimestre de 2010 presagia un hundimiento, explica el vicepresidente segundo de la Cámara de Comercio de Málaga, Juan Cobalea.

«La edificación residencial privada está desparecida, por lo que la obra pública, desde edificios singulares a hospitales y colegios, pasando por las infraestructuras, es la salida para las empresas malagueñas», dice. Cobalea cita el corredor ferroviario como la gran obra que debe tomar el relevo de actuaciones de los últimos años, como el AVE o la ampliación del Aeropuerto.