La Consejería de Medio Ambiente desarrollará un proyecto para la conservación del sapo partero bético, con el que pretende garantizar la supervivencia de esta especie -considerada por la Asociación Europea de Zoos y Acuarios (EAZA) como uno de los diez anfibios más amenazados de Europa-.

El sapo partero bético se encuentra en grave peligro de extinción y su hábitat es tan reducido que comprende, a nivel mundial, Granada, Jaén, Almería, Murcia, Albacete, el Parque Natural Sierra Tejeda, Almijara y Alhama, según ha informado hoy la Junta de Andalucía en un comunicado.

Este organismo ha autorizado a Bioparc Fuengirola la ejecución de un programa de conservación de esta especie, sustentado en el desarrollo de tareas de protección in situ en su hábitat de origen y en cautividad, donde se realizarán labores de investigación, cría y repoblación de la especie en Málaga, Granada, Jaén y Almería.

La delegada provincial de Medio Ambiente en Málaga, Remedios Martel, ha resaltado que con esta iniciativa el Gobierno andaluz muestra una vez más su empeño por preservar las especies autóctonas de nuestro territorio, así como por garantizar la correcta conservación de nuestra biodiversidad.

Asimismo, los técnicos de Bioparc Fuengirola, realizan investigaciones encaminadas a estudiar la enfermedad de la quitridiomicosis, causada por un hongo y que está provocando el declive de muchas poblaciones de anfibios, por lo que observarán por primera vez cómo afecta esta dolencia al sapo partero.

Por otro lado, procederán a la restauración de varios puntos de agua que constituyen el hábitat de este anfibio y que actualmente se encuentran en mal estado de conservación, lo que hace peligrar la supervivencia de dichas poblaciones.

Martel ha sentenciado que "es un compromiso del Gobierno de Andalucía conservar el legado natural y cultural de nuestra comunidad, que debe garantizar, a través de la implicación del conjunto de la sociedad, la integridad de este patrimonio en el futuro, así como su protección para las generaciones venideras".

"Esta conservación es en primer término un indudable compromiso moral y ético, pero también una necesidad estratégica básica", ha destacado la delegada provincial.

Ha señalado, además, que la biodiversidad debe ser entendida también como un capital natural que proporciona y es fuente de los bienes y servicios básicos para la vida del ser humano, como el suministro de agua y alimento, y ser capaz de generar bienes intangibles determinantes en el bienestar de las sociedades.