Nació en 1925, en una Marbella difícil de imaginar de calles terrizas, casitas blancas, huertas y con esa península que formaba el muelle de hierro de los ingleses, que se llevaba las entrañas de la sierra. 85 años después, «la voz de Marbella» ha dejado de escucharse, pero de Juan Carlos Reina, un trabajador infatigable, ha quedado mucha huella, recogida en sus grabaciones y en sus libros, que conforman una impagable historia de Marbella.

Gracias a su hijo Miguel Ángel, buen periodista como él, hoy conocemos un poco más de este popular marbellí que participó siendo un niño en la huida por la Carretera de Almería y que era hijo de un sindicalista de la UGT. En la dura posguerra, su padre Eugenio se dedicaba a traer productos de contrabando desde Gibraltar, pero la guardia civil le sorprende, le hiere de un tiro y su hijo Juan Carlos ocupa su lugar. «Con una bici que pesaba más que él», recuerda Miguel Ángel.

La mili, que la hizo de ferroviario, le regaló la oportunidad de conocer toda España en tren y ver algo de mundo. Atractivo y de buena planta, probó suerte en Madrid en el cine, participando en innumerables películas. «Sale de capitán en Los últimos de Filipinas» apunta su hijo. En la capital de España conocerá a Victoria, su futura mujer.

Pero en 1958, Juan Carlos decide regresar a Marbella. «Vuelve al pueblo y creo que fue su grandísimo acierto porque le dio todas las satisfacciones». El regreso viene acompañado de la oportunidad de dirigir Radio Marbella, una emisora que, entre otras cosas, nacía para «contrarrestar» la propaganda antifranquista que las ondas esparcían desde el norte de Marruecos, señala Miguel Ángel. Por cierto que Salvador Reina, hermano de Juan Carlos, regresa también a Málaga para ser el director de Sol de España. Y Juan Carlos Reina, el galán de cine, se hizo locutor, la voz de un pueblo que despertaba al turismo. «Se convirtió un poco en un poder fáctico en el pueblo en aquella época porque igual que se le consultaba al alcalde, al cura, al médico o al juez, también se le consultaba a Juan Carlos Reina», indica su hijo.

El locutor marbellí puso la voz a la expansión de Marbella, a veladas de la Cruz Roja o el Club de los Leones, a los maratones benéficos de Navidad, con donaciones de los oyentes, o siendo testigo de la donación a los duques de Kent de una parcela en Los Monteros.

Pero Juan Carlos Reina fue además, como señala el periodista Rafael de Loma en un artículo, un hombre «de vida renacentista», inmerso en mil ideas, como ese rent a car con ocho Seat 600 con los que cubría toda Marbella. Participó además con unos socios en la construcción de la barriada de Santa Marta y en la de Parque Antena de Estepona y puso en marcha los festivales Marbella 75, un mes en el que a la localidad acudían artistas de la talla de Julio Iglesias, Rocío Jurado o incluso el Ballet Nacional.

«En esa época incluso Estepona y Ronda eran más importantes que Marbella y envidiábamos a Fuengirola porque tenía un puerto con muchos más barcos que el nuestro», señala Miguel Ángel, a quien no se le olvida un festival de Marbella 75 en el que pudo conocer al ídolo de su infancia: Pipi Calzaslargas.

Con la llegada de la Transición, se convierte en uno de los fundadores de Alianza Popular en Marbella y con los años llevará parte de la publicidad a un constructor de Soria: Jesús Gil. «Le dejaron con un pufo de 10 millones y sólo pudo cobrar seis», recuerda con sorna su hijo. Lo cierto es que Reina, como tantos miles de marbellíes, aunque nunca votó al GIL «pensó que Jesús Gil podía hacer algo positivo por Marbella, porque el alcalde era una persona que hizo bastantes cosas para la galería y todo el mundo picó al principio; él fue uno más», cuenta Miguel Ángel.

Sin embargo, Juan Carlos Reina supo reaccionar a tiempo ya que, fue director de Eventos 2000 «y cuando comenzó a ver papeles que de ninguna forma podía firmar, puso su cargo a disposición de la alcaldía sin más aspavientos».

Las anécdotas de un locutor que conoció a príncipes, jefes de estado, actores y escritores son innumerables. De la época democrática su hijo recuerda cómo, dirigiendo su padre Radio Cadena Marbella,fue testigo de una presunta huelga de hambre de dos semanas por cuestiones políticas entre el presidente de la Diputación, Antonio Maldonado y Alfonso Salgado, redactor jefe de la emisora, en la que el lomo embuchado y otras exquisiteces no faltaron en ninguno de los «huelguistas».

Juan Carlos Reina regresó a Marbella para darle voz una ciudad que quiso con el corazón.