Incluso algo tan árido como un Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) puede esconder sorpresas. Al menos las esconde para la oposición municipal y la asociación de vecinos de la Granja de Suárez en el caso de la veterana fábrica de ladrillos Salyt, levantada en los años 40.

El nuevo PGOU, que se aprobará el próximo viernes, señala que la fábrica será desmantelada y trasladada de sus históricos terrenos junto a la Granja de Suárez, al haber quedado rodeada de suelo urbano residencial.

En su lugar el plan prevé, como ya aparecía en la revisión de 2008, usos comerciales y de equipamiento deportivo en estos 30.000 metros cuadrados, aunque la mayor parte se destinan a uso comercial, posiblemente un gran centro comercial o un supermercado.

La sorpresa viene porque hace ocho meses, el pasado 26 de noviembre de 2009, los tres grupos políticos municipales aprobaban por unanimidad una moción institucional que acordaba entre otros puntos mantener la fábrica «en su sitio», tal y como ya señalaba el PGOU vigente de 1997. Además, PP, PSOE y IU se comprometían a tratar de mantener los 20 puestos de trabajo que existían entonces, además de apoyar la reinserción de los 16 trabajadores despedidos.

PSOE e IU

El cambio de tercio ha sorprendido a la concejala socialista Carmina Acosta, que durante 2008 asistió a una mesa de negociación con responsables de la fábrica, los trabajadores, el Ayuntamiento y los vecinos, en la que se llegó a las conclusiones respaldadas en el pleno de hace ocho meses.

«Cuando me enteré se lo dije al concejal de Urbanismo Manuel Díaz, le recordé que había un acuerdo de pleno para mantener la fábrica, pero no se trata de ningún error porque aparece descrito en el PGOU», señala Carmina Acosta, quien se cuestiona «de qué sirve un acuerdo plenario, si ahora lo cambias de forma arbitraria después de haberlo votado».

Por su parte David Arrabalí, de Izquierda Unida, y que también estuvo en la mesa de negociación de 2008, se pregunta «hasta qué punto esa recalificación afecta a esos acuerdos», y ha anunciado que su grupo pedirá la comparecencia del concejal Manuel Díaz en la comisión de Urbanismo de la semana que viene.

Arrabalí recuerda además que IU apoyó, «ahora en tiempos de crisis», que mientras hubiera acuerdo entre las partes, había que mantener la fábrica en su emplazamiento y tratar de mantener los puestos de trabajo.

"Un insulto"

El cambio de rumbo anunciado en el PGOU no ha sido del agrado de la asociación de vecinos de la Granja de Suárez. El presidente, Antonio Baena, cree que la conversión de gran parte de la zona en uso comercial es «un insulto» para los vecinos.

Antonio Baena, que también participó en la mesa de negociación, explicó ayer que la postura de la asociación de vecinos siempre ha sido contraria a la permanencia de la fábrica, que tantos problemas de contaminación ha traído al barrio. «Siempre nos opusimos a tener una infraestructura así para mantener a 20 personas».

Sin embargo, la indignación de la asociación viene por el uso dado en gran parte a esa parcela. «Lo del centro comercial nos parece un insulto, aunque estemos en tiempos de crisis. Siempre hemos pedido que esos terrenos sean para equipamientos deportivos en condiciones, con una piscina cubierta para atender las necesidades de esta zona, una parte de aparcamientos para todo el entorno y zonas verdes».

Para Antonio Baena, este cambio de parecer es «una patada en la espinilla, porque no creo que esto sea serio, no han contado con la opinión de los vecinos».

Como detalla la concejala Carmina Acosta, durante la mesa de negociación de 2008, el Ayuntamiento llegó a ofrecer a los propietarios de la fábrica unos terrenos en Los Asperones, que estos no consideraron adecuados. Finalmente, la mesa acordó la permanencia de la fábrica, una decisión respaldada en el pleno.

«La fábrica dijo que iba a cambiar la producción por una especie de hormigón frío en lugar de ladrillo», cuenta Antonio Baena, que recuerda que el polvo del ladrillo ha sido el caballo de batalla de los vecinos. «En los últimos años la polvareda no disminuyó del todo porque las montañas de árido estaban en el patio y tenían que moverlas para cargarlas en el horno y ese polvo era cancerígeno», apunta.

Urbanismo

El concejal de Urbanismo, Manuel Díaz, señaló ayer a La Opinión que la fábrica irá en el plan general «como se acordó con los propietarios y trabajadores, como productivo».

Los vecinos, en todo caso, esperan algo más que un centro comercial en los terrenos con los que llevan «haciendo planes» toda la vida.