La economía malagueña no ha salido de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), pero ha empezado a respirar sola, sin la incómoda asistencia de aparatos médicos. Ésta es, al menos, la conclusión del último Boletín Económico Financiero referente a julio que edita el Servicio de Estudios de Cajamar. Literalmente, la entidad financiera revela en su análisis que el indicador de actividad en la provincia se ha recuperado levemente con respecto a las cifras que arrojaba a finales de 2009 a lo largo del primer trimestre del año, pese a que la actividad turística es menor a la registrada el ejercicio pasado.

Aún así, y pese a la leve mejoría, ésta es inferior a la experimentada por el conjunto del país, como, por otro lado, ocurre con la mayoría de las provincias costeras debido al descenso de actividad en la construcción así como del turismo, que sigue manteniendo valores inferiores a los presentados en julio de 2009, a consecuencia, concluye la caja, de la situación económica internacional.

Si a finales de 2009 el indicador de actividad de Málaga (mide el dinamismo económico) se situaba en el -4,5, éste se hallaba, a finales del primer trimestre de 2010, en el valor -3,57.

En cuanto a la demanda, sólo la variable de matriculación de vehículos ha visto incrementado su registro, aumentando en más de un 42% en el primer cuatrimestre del año y en relación con el mismo periodo del ejercicio anterior, como consecuencia de las ayudas a la compra de coches y el adelanto que han experimentado las adquisiciones debido al incremento del Impuesto de Valor Añadido (IVA).

Las importaciones, por su parte, han crecido en un 10,5% interanual, mientras que las exportaciones han aumentado en una proporción similar.

A pesar de la pequeña mejoría experimentada por las variables comentadas en el boletín, Cajamar afirma que, en contraposición a la suave recuperación observada a nivel nacional, el Índice de Confianza de Expertos en Economías Locales (INCOEX) no ha conseguido remontar en junio el desplome experimentado en mayo. De este modo, el saldo entre optimistas y pesimistas se sitúa en el -31,33%, un valor similar al de la media nacional, y que «en este caso viene determinado, al menos en parte, por el mayor peso específico del sector inmobiliario en la provincia».

Otros datos son igualmente preocupantes: entre enero y marzo, sólo se iniciaron 706 viviendas en la provincia, frente a las 3.050 terminadas en el mismo periodo. Incluso decayó estrepitosamente la venta de cemento, hasta las 243 toneladas métricas (-44%). Al Aeropuerto de Málaga llegaron entre enero y mayo casi cuatro millones de personas, y se produjeron en los cinco primeros meses del presente ejercicio casi cinco millones de pernoctaciones en establecimientos hoteleros.

En general, la perspectiva económica es negativa y sólo algunos índices registran mejorías.