Emocionado y feliz. Así llego ayer a Málaga el disidente cubano Pablo Pacheco acompañado de su mujer, Oleivys García, y su hijo, Jimmy Pacheco, después de que aceptara ser trasladado desde Madrid, dentro del plan de acogida coordinado por la Cruz Roja. En su llegada a la estación María Zambrano, a las 20.20 horas, se mostró «impresionado» y «muy contento». «Es fenomenal ver como la gente se solidariza», comentó.

Pacheco aseguró que la decisión de venir a Málaga la tomó él mismo, junto con su familia, y eligió la ciudad porque le «encanta». «La Cruz Roja nos ofreció otras localidades, pero me encanta Málaga, aunque no la conozco, pero ya me encanta», bromeó.

Por el momento, aseguró que piensa «establecerse en Málaga», aunque «todo depende del futuro y es muy impredecible». «Lo primero es legalizar mi estado de protección internacional y luego comenzar a trabajar en lo que sea, como si tengo que barrer calles, pero trabajar para mantener a mi familia, que son mi vida, mi parte derecha y mi parte izquierda», explicó Pacheco.

Al respecto, recordó la reunión que mantuvieron con el Ministerio de Asuntos Exteriores la semana pasada, donde se les prometió que se convalidaría el título a los que sean profesionales. «Mi mujer es médico», indicó. Por su parte, continuará escribiendo, que tal y como dijo: «es lo que sé hacer, lo que he hecho siempre y por lo que fui a prisión». «Yo sé que aquí la competencia es dura, pero trataré de continuar adelante. Ha comenzado una nueva etapa de mi vida y la veo con mucho optimismo», apuntó.

Los proyectos: acabar lo antes posible un libro que comenzó a escribir mientras estaba en prisión, basado en la relación de amor que tiene con su mujer desde hace siete años, y continuar escribiendo en el blog Voz tras las rejas, en el que varios presos y disidentes cubanos expresan sus opiniones. «Los cubanos del exilio me han dado propuestas para este blog y las voy a aprovechar», informó. También explicó que tiene pendiente un diario que escribía en la prisión de Agüica, «prisión que yo bauticé como el sepulcro de los hombres vivos y que es una verdadera denuncia al sistema penitenciario cubano».

«Será imposible volver a entrar»Pese a su alegría, Pablo Pacheco no pudo contener la emoción al recordar que «mientras siga el gobierno comunista de la Habana, para mí será imposible volver a entrar». «Me han sacado de Cuba, y aunque no fue obligado, hay muchos otros que han dicho que no viajaban a España y no los han liberado», lamentóPacheco pertenece, junto con los otros diez compañeros que se encuentran en Madrid, al llamado Grupo de los 75, opositores condenados a penas de hasta 28 años en lo que se conoce como la Primavera Negra de 2003. Ahora, el Gobierno cubano se ha comprometido a liberar a 52 presos de forma gradual en un plazo de cuatro meses, en el marco del diálogo con la Iglesia cubana y el Gobierno español.«No me gustaría volver a vivir el comunismo. No hay mucha diferencia entre el comunismo y el fascismo. España vivió eso y sabe lo que está pasando en Cuba en estos momentos, que todas las libertades están controladas por un grupo de personas que se creen dueños absolutos del poder», explicó, al mismo tiempo que insistió en que «en Cuba el miedo es más grande que el dolor y así nos convertimos en esclavos».